miércoles, 29 de agosto de 2012


La Libertad Verdadera

No es karma, solo causa y efecto | Juan Carlos Navarro




<< La Causa>>

“La luz de la ciencia: solo ella nos puede liberar, la humanidad no ha nacido ni por casualidad con una silla de montar en la espalda y mucho menos unos pocos privilegiados han nacido calzados con botas y espuelas”…

La década de 1820, tiempos de esclavitud en la tan odiada actualmente Norteamérica, servidumbre, insensata cantidad de personas al servicio de uno o un par de amos, personas que solo vivían (si de alguna forma puede llamarse vida a ello, aunque muchos de nosotros vivimos bajo la necesidad de un sistema similar, disfrazado por algunas comodidades) para trabajar hasta que el cuerpo diera el máximo, castigos ridículos, látigos sobre espaladas de ébano, que laceraban mas que la piel oscura de quien recibía aquellos golpes, segregación racial, inexistencia de derechos humanos, opulencia para una minoría caciquera e incertidumbre e ignorancia para una mayoría oprimida con insensatez y violencia… pero todo es cíclico y las curvas sinusoidales tienes sus crestas y sus valles, a veces arriba, a veces abajo, pero todo en la vida requiere de reajustes y reinicios... El método científico… prueba y error…

Cuando una mujer se convertía en madre, era despojada de su hijo al duodécimo mes, llevando a esos niños a lugares en donde podían seguir siendo criados de alguna forma, con el único motivo de “fabricar” a la nueva servidumbre, amoldada a los estilos de la familia o amo que quisiese adquirir a alguno de estos infantes “domesticados”; eran miles de niños que tenían nulas esperanzas y un obnubilado porvenir.

Lo que Frederick Baiyle, experimento lo cambio para siempre y lo descubrió después de un proceso largo y de mucho sufrimiento que inicio cuando, un día por la madrugada despertó aterrorizado al escuchar los alaridos agonizantes de su tía, se levanto de un improvisado catre de esa barraca en donde dormían 20 o 25 niños más en condiciones deplorables, un compañero de sufrimiento lo aupó hasta una pequeña ventanilla para que pudiese ver lo que le ocurría a su tía.

Ella estaba atada a un poste, abrazándolo suplicante, hincada, solo atada de las muñecas, con el vestido hecho girones en la zona de espalda, tintes sanguinolentos sobre su piernas que con la, todavía luz de luna, parecían afluentes de ríos de un profundo negro, ese afluente de profundo negro que estremecía y hacia escurrir el llanto del pequeño Frederick, el llanto lleno de rabia e impotencia, cuando el despechado verdugo hacia caer con furia el látigo sobre aquella espalda… el azotador era el supervisor de aquel lugar, un tipo deleznable que de verdad gozaba y se deleitaba propinándole esos castigos a los esclavos negros desde que el sol teñía un poco la oscuridad de la madrugada, hasta la hora de dormir… Era la vida de un esclavo.
1A los esclavos les habían metido en la cabeza, tanto en la plantación, como desde el púlpito, el tribunal y la cámara legislativa, la idea de que eran inferiores hereditariamente, que Dios los destinó a la miseria. La Santa Biblia, como se confirmaba en un número incontable de pasajes, consentía la esclavitud. De ese modo, la <<peculiar institución>> se mantenía así misma a pesar de su naturaleza monstruosa… de la que hasta sus practicantes debían ser conscientes.

La receta de aquel creciente y opulento sistema se regía mediante una norma, una sola regla, la cual podía hacer prevalecer este sistema, tanto como esta regla se mantuviera con estricta fuerza. A los negreros se les pedía que controlasen todo lo que escuchaban en la plantación, la regla única era que los esclavos debían seguir siendo analfabetos. En aquellas comunidades del sur de la creciente nación, a los blancos que le enseñasen a leer a un esclavo se le castigaba severamente, los blancos propagandistas que lucraban con las esclavitud siempre que podían, sobre todo en las reuniones o fiestas comentaban a los demás blancos carentes de conciencia y critica; decían los siguiente: “Para tener contento a un esclavo es necesario que no piense, es necesario oscurecer su visión moral y mental y, siempre que sea posible aniquilar el poder de la razón” es por esta razón que… “LA LECTURA Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO SON PELIGROSOS, CIERTAMENTE SUVERSIVOS, EN UNA SOCIEDAD INJUSTA” esta percepción no esta remitida solo al contexto cronológico de los 1820.

Ya habían pasado diez años del nacimiento de Frederick, era 1829, un niño medianamente nutrido, de hecho solo nutrido para poder realizar los trabajos para los que sería asignado, Frederick había sido vendido como mercancía, como quien va y compra una mascota en una tienda (otra forma de esclavitud), flacucho, piernas trémulas, fisonomía esquelética, piel de similitudes al ébano laqueado, brillante y hermosa, ojos de expresiva compasión y combate, había sido sacado de la plantación para ir como servidumbre al estrepitoso frenesí del ambiente urbano. ¿Qué hace un niño solo en esa precaria e inestable situación?...

Había sido comprado por el capitán Hugh Auld y su esposa Sophia, la llegada de Frederick a esta casa había sido un experimento más que sorprendente, había sido un impacto, sobre todo cuando tuvo que ir a limpiar un poco de leche que el pequeño Tommy Auld había derramado en aquella habitación, a la que después de ese suceso y siempre que fuese requerido Frederick iba gustoso a ella. La primera vez que el entro vio a Tommy recostado boca bajo, enfocando la vista hacía un objeto con muchos retazos de algo que le parecía similar a las blancas telas de las camisas que usaba, solo que estos retazos eran de textura diferente y permanecían todos juntos con una vestidura generalmente de cuero –era un libro- y cuando giro la vista por la habitación vio que había muchos más libros en anaqueles, de diversas formas y colores, eso fue un shock, ahí descubrió lo que el llamó “el misterio de leer”, le parecía mágico y hermoso la correlación que tenia los garabatos negros en las páginas con el sonido que salía de la boca de Sophia, de tanto recurrir a aquel cuarto, que era la biblioteca de los Auld ya había memorizado muchas de las letras y sus sonidos y cuando el hizo muestra de ello a Sophia, esta quedo impactada y quizá por desconocimiento del castigo que había para ellos, accedió a enseñarle a leer a Frederick.

Una tarde de esas, lluviosa y con las humedades calurosas de esa región, el capitán leía junto a Sophia en la biblioteca a lo que para hacer mas cómoda su lectura ordeno les sirvieran té helado, Llega presuroso y animado Frederick, deja el té en la pequeña mesa que servía como centro a Hugh y Sophia y se queda parado mirando con una sonrisa a esta ultima, como invitándola a que le enseñase algo nuevo sobre “el misterio de leer” a lo que ella accedió asintiendo la cabeza como llamándolo a que se acercase a un costado de su mecedora, él se acerca sonriendo y ella le dice: -A ver Frederick, que dice acá- Frederick comenzó a deletrear y cuando el Capitán se dio cuenta se paro violentamente tirando la jarra de té helado que estaba al centro de la mesa que servía como centro de aquel suceso, y con voz inquisidora de mando le grito a Sophia sin importarle la presencia de Frederick:

-“Un negro no debe saber otra cosa más que obedecer a su amo… hacer lo que se le dice. El que ellos aprendan algo, echaría a perder al mejor negro del mundo. Si enseñas a leer a un negro será imposible mantenerlo. Le incapacitara a ser esclavo a perpetuidad”-

Alud grito, como si Frederick fuera no más que otro mueble de aquella linda biblioteca, lo ignoro totalmente, grito como si no existiera; pero por el contrario, lo que Alud hizo sin querer fue revelarle a Frederick el gran secreto de la esclavitud, el gran poder del hombre blanco para esclavizar al negro. A partir de ese momento Frederick había descubierto cual era el camino que debía de tomar para pasar de la esclavitud a la libertad… El hecho de saber leer le ayudó a escapar de Nueva Inglaterra, durante y después de su fuga ayudo a sus demás compañeros esclavos alfabetizándolos y diciéndoles “Los habían tenido siempre con el pensamiento en ayunas, los habían encerrado en la oscuridad mental, yo les enseñare a ver la luz porque es una delicia para mi alma”. Después de su escapé se convirtió en uno de los mayores oradores, escritores y lideres políticos de la historia americana… -TODA SU VIDA FUE CONCIENTE DE QUE LA ALFABETIZACIÓN LE HABÍA ABIERTO EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD-

<< El Efecto>>

El costo de la educación es trivial, comparado con los costos de la ignorancia, desde la gran invención de la imprenta y la aparición de los libros, ha cambiado todo, los libros se pueden comprar a bajo costo y nos permiten preguntarnos por el pasado con gran precisión, aprovechar la sabiduría de nuestra especie, entender el punto de vista de otros y no solo de los que están en el poder, sino de las mentes más grandes que jamás existieron en todo el planeta. Permiten que gente que ya murió hable dentro de nuestras cabezas, los libros nos pueden acompañar a todas partes, los libros son pacientes cuando cuesta entenderlos, nos permiten releer hasta comprender. Los libros son la clave para entender el mundo y participar en una sociedad democrática y sobre todo crítica, siempre escéptica y con argumentos, científica.

Si no podemos pensar por nosotros mismos, sino somos capaces de cuestionar la autoridad, no seremos más que masilla en manos de los que ejercen el poder.

La noche del 16 de agosto de 1841, ante la sociedad antiesclavista de Massachusetts de totalidad blanca Frederick Bailey que ahora se hacía llamar Frederick Douglas dijo algo que hoy en día, pero que siempre debemos estar conscientes:

[LA ESCLAVITUD]... "Pone grilletes a nuestro progreso, es enemiga de la mejora, enemiga mortal de la educación; alienta el orgullo, alimenta la indolencia, promueve el vicio, da refugio al crimen, es una maldición de la tierra que la mantiene y, sin embargo, os aferráis a ella como si fuera la tabla de salvación de todas vuestras esperanzas"

Puede ser cualquier tipo de esclavitud, la televisiva es la que más miedo me da, la única forma de combatir contra esos poco que creen que estar sobre nosotros, es con: ciencia, crítica, conocimiento y un montón de libros.

Decía Thomas Jefferson:

“La luz de la ciencia: solo ella nos puede liberar, la humanidad no ha nacido ni por casualidad con una silla de montar en la espalda y mucho menos unos pocos privilegiados han nacido calzados con botas y espuelas”…



1Carl Sagan – El mundo y sus Demonios (la ciencia como una luz en la oscuridad) 1997 editorial Planeta

@giancarlonavesc




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