La Libertad Verdadera
No es karma, solo causa y efecto | Juan Carlos
Navarro
<< La Causa>>
“La luz de la ciencia: solo ella nos puede
liberar, la humanidad no ha nacido ni por casualidad con una silla de montar en
la espalda y mucho menos unos pocos privilegiados han nacido calzados con botas
y espuelas”…
La década de
1820, tiempos de esclavitud en la tan odiada actualmente Norteamérica, servidumbre,
insensata cantidad de personas al servicio de uno o un par de amos, personas
que solo vivían (si de alguna forma puede llamarse vida a ello, aunque muchos
de nosotros vivimos bajo la necesidad de un sistema similar, disfrazado por
algunas comodidades) para trabajar hasta que el cuerpo diera el máximo,
castigos ridículos, látigos sobre espaladas de ébano, que laceraban mas que la
piel oscura de quien recibía aquellos golpes, segregación racial, inexistencia de
derechos humanos, opulencia para una minoría caciquera e incertidumbre e ignorancia
para una mayoría oprimida con insensatez y violencia… pero todo es cíclico y
las curvas sinusoidales tienes sus crestas y sus valles, a veces arriba, a
veces abajo, pero todo en la vida requiere de reajustes y reinicios... El método
científico… prueba y error…
Cuando una
mujer se convertía en madre, era despojada de su hijo al duodécimo mes,
llevando a esos niños a lugares en donde podían seguir siendo criados de alguna
forma, con el único motivo de “fabricar” a la nueva servidumbre, amoldada a los
estilos de la familia o amo que quisiese adquirir a alguno de estos infantes “domesticados”;
eran miles de niños que tenían nulas esperanzas y un obnubilado porvenir.
Lo que
Frederick Baiyle, experimento lo cambio para siempre y lo descubrió después de
un proceso largo y de mucho sufrimiento que inicio cuando, un día por la
madrugada despertó aterrorizado al escuchar los alaridos agonizantes de su tía,
se levanto de un improvisado catre de esa barraca en donde dormían 20 o 25
niños más en condiciones deplorables, un compañero de sufrimiento lo aupó hasta
una pequeña ventanilla para que pudiese ver lo que le ocurría a su tía.
Ella estaba
atada a un poste, abrazándolo suplicante, hincada, solo atada de las muñecas,
con el vestido hecho girones en la zona de espalda, tintes sanguinolentos sobre
su piernas que con la, todavía luz de luna, parecían afluentes de ríos de un
profundo negro, ese afluente de profundo negro que estremecía y hacia escurrir
el llanto del pequeño Frederick, el llanto lleno de rabia e impotencia, cuando
el despechado verdugo hacia caer con furia el látigo sobre aquella espalda… el
azotador era el supervisor de aquel lugar, un tipo deleznable que de verdad
gozaba y se deleitaba propinándole esos castigos a los esclavos negros desde
que el sol teñía un poco la oscuridad de la madrugada, hasta la hora de dormir…
Era la vida de un esclavo.
1A
los esclavos les habían metido en la cabeza, tanto en la plantación, como desde
el púlpito, el tribunal y la cámara legislativa, la idea de que eran inferiores
hereditariamente, que Dios los destinó a
la miseria. La Santa Biblia, como se confirmaba en un número incontable de
pasajes, consentía la esclavitud. De ese modo, la <<peculiar
institución>> se mantenía así misma a pesar de su naturaleza monstruosa…
de la que hasta sus practicantes debían ser conscientes.
La receta de
aquel creciente y opulento sistema se regía mediante una norma, una sola regla,
la cual podía hacer prevalecer este sistema, tanto como esta regla se mantuviera
con estricta fuerza. A los negreros se les pedía que controlasen todo lo que escuchaban
en la plantación, la regla única era que los esclavos debían seguir siendo
analfabetos. En aquellas comunidades del sur de la creciente nación, a los
blancos que le enseñasen a leer a un esclavo se le castigaba severamente, los
blancos propagandistas que lucraban con las esclavitud siempre que podían,
sobre todo en las reuniones o fiestas comentaban a los demás blancos carentes
de conciencia y critica; decían los siguiente: “Para tener contento a un
esclavo es necesario que no piense, es necesario oscurecer su visión moral y
mental y, siempre que sea posible aniquilar el poder de la razón” es por esta
razón que… “LA LECTURA Y EL PENSAMIENTO
CRÍTICO SON PELIGROSOS, CIERTAMENTE SUVERSIVOS, EN UNA SOCIEDAD INJUSTA”
esta percepción no esta remitida solo al contexto cronológico de los 1820.
Ya habían
pasado diez años del nacimiento de Frederick, era 1829, un niño medianamente
nutrido, de hecho solo nutrido para poder realizar los trabajos para los que
sería asignado, Frederick había sido vendido como mercancía, como quien va y
compra una mascota en una tienda (otra forma de esclavitud), flacucho, piernas trémulas,
fisonomía esquelética, piel de similitudes al ébano laqueado, brillante y
hermosa, ojos de expresiva compasión y combate, había sido sacado de la
plantación para ir como servidumbre al estrepitoso frenesí del ambiente urbano.
¿Qué hace un niño solo en esa precaria e inestable situación?...
Había sido comprado
por el capitán Hugh Auld y su esposa Sophia, la llegada de Frederick a esta
casa había sido un experimento más que sorprendente, había sido un impacto,
sobre todo cuando tuvo que ir a limpiar un poco de leche que el pequeño Tommy
Auld había derramado en aquella habitación, a la que después de ese suceso y
siempre que fuese requerido Frederick iba gustoso a ella. La primera vez que el
entro vio a Tommy recostado boca bajo, enfocando la vista hacía un objeto con
muchos retazos de algo que le parecía similar a las blancas telas de las
camisas que usaba, solo que estos retazos eran de textura diferente y permanecían
todos juntos con una vestidura generalmente de cuero –era un libro- y cuando
giro la vista por la habitación vio que había muchos más libros en anaqueles,
de diversas formas y colores, eso fue un shock, ahí descubrió lo que el llamó “el
misterio de leer”, le parecía mágico y hermoso la correlación que tenia los
garabatos negros en las páginas con el sonido que salía de la boca de Sophia,
de tanto recurrir a aquel cuarto, que era la biblioteca de los Auld ya había
memorizado muchas de las letras y sus sonidos y cuando el hizo muestra de ello
a Sophia, esta quedo impactada y quizá por desconocimiento del castigo que
había para ellos, accedió a enseñarle a leer a Frederick.
Una tarde de
esas, lluviosa y con las humedades calurosas de esa región, el capitán leía
junto a Sophia en la biblioteca a lo que para hacer mas cómoda su lectura
ordeno les sirvieran té helado, Llega presuroso y animado Frederick, deja el té
en la pequeña mesa que servía como centro a Hugh y Sophia y se queda parado
mirando con una sonrisa a esta ultima, como invitándola a que le enseñase algo
nuevo sobre “el misterio de leer” a lo que ella accedió asintiendo la cabeza
como llamándolo a que se acercase a un costado de su mecedora, él se acerca
sonriendo y ella le dice: -A ver Frederick, que dice acá- Frederick comenzó a
deletrear y cuando el Capitán se dio cuenta se paro violentamente tirando la
jarra de té helado que estaba al centro de la mesa que servía como centro de
aquel suceso, y con voz inquisidora de mando le grito a Sophia sin importarle
la presencia de Frederick:
-“Un negro no debe saber otra cosa más que
obedecer a su amo… hacer lo que se le dice. El que ellos aprendan algo, echaría
a perder al mejor negro del mundo. Si enseñas a leer a un negro será imposible
mantenerlo. Le incapacitara a ser esclavo a perpetuidad”-
Alud grito,
como si Frederick fuera no más que otro mueble de aquella linda biblioteca, lo
ignoro totalmente, grito como si no existiera; pero por el contrario, lo que
Alud hizo sin querer fue revelarle a Frederick el gran secreto de la
esclavitud, el gran poder del hombre blanco para esclavizar al negro. A partir
de ese momento Frederick había descubierto cual era el camino que debía de
tomar para pasar de la esclavitud a la libertad… El hecho de saber leer le
ayudó a escapar de Nueva Inglaterra, durante y después de su fuga ayudo a sus
demás compañeros esclavos alfabetizándolos y diciéndoles “Los habían tenido
siempre con el pensamiento en ayunas, los habían encerrado en la oscuridad
mental, yo les enseñare a ver la luz porque es una delicia para mi alma”. Después
de su escapé se convirtió en uno de los mayores oradores, escritores y lideres políticos
de la historia americana… -TODA SU VIDA
FUE CONCIENTE DE QUE LA ALFABETIZACIÓN LE HABÍA ABIERTO EL CAMINO HACIA LA
LIBERTAD-
<< El Efecto>>
El costo de
la educación es trivial, comparado con los costos de la ignorancia, desde la
gran invención de la imprenta y la aparición de los libros, ha cambiado todo, los
libros se pueden comprar a bajo costo y nos permiten preguntarnos por el pasado
con gran precisión, aprovechar la sabiduría de nuestra especie, entender el
punto de vista de otros y no solo de los que están en el poder, sino de las
mentes más grandes que jamás existieron en todo el planeta. Permiten que gente
que ya murió hable dentro de nuestras cabezas, los libros nos pueden acompañar
a todas partes, los libros son pacientes cuando cuesta entenderlos, nos
permiten releer hasta comprender. Los libros son la clave para entender el
mundo y participar en una sociedad democrática y sobre todo crítica, siempre escéptica
y con argumentos, científica.
Si no podemos
pensar por nosotros mismos, sino somos capaces de cuestionar la autoridad, no
seremos más que masilla en manos de los que ejercen el poder.
La noche del
16 de agosto de 1841, ante la sociedad antiesclavista de Massachusetts de
totalidad blanca Frederick Bailey que ahora se hacía llamar Frederick Douglas
dijo algo que hoy en día, pero que siempre debemos estar conscientes:
[LA ESCLAVITUD]... "Pone grilletes a nuestro
progreso, es enemiga de la mejora, enemiga mortal de la educación; alienta el
orgullo, alimenta la indolencia, promueve el vicio, da refugio al crimen, es
una maldición de la tierra que la mantiene y, sin embargo, os aferráis a ella
como si fuera la tabla de salvación de todas vuestras esperanzas"
Puede ser
cualquier tipo de esclavitud, la televisiva es la que más miedo me da, la única
forma de combatir contra esos poco que creen que estar sobre nosotros, es con:
ciencia, crítica, conocimiento y un montón de libros.
Decía Thomas Jefferson:
“La luz de la ciencia: solo ella nos puede
liberar, la humanidad no ha nacido ni por casualidad con una silla de montar en
la espalda y mucho menos unos pocos privilegiados han nacido calzados con botas
y espuelas”…
1Carl Sagan – El mundo y sus Demonios (la ciencia como una luz en la
oscuridad) 1997 editorial Planeta
@giancarlonavesc