miércoles, 29 de agosto de 2012


La Libertad Verdadera

No es karma, solo causa y efecto | Juan Carlos Navarro




<< La Causa>>

“La luz de la ciencia: solo ella nos puede liberar, la humanidad no ha nacido ni por casualidad con una silla de montar en la espalda y mucho menos unos pocos privilegiados han nacido calzados con botas y espuelas”…

La década de 1820, tiempos de esclavitud en la tan odiada actualmente Norteamérica, servidumbre, insensata cantidad de personas al servicio de uno o un par de amos, personas que solo vivían (si de alguna forma puede llamarse vida a ello, aunque muchos de nosotros vivimos bajo la necesidad de un sistema similar, disfrazado por algunas comodidades) para trabajar hasta que el cuerpo diera el máximo, castigos ridículos, látigos sobre espaladas de ébano, que laceraban mas que la piel oscura de quien recibía aquellos golpes, segregación racial, inexistencia de derechos humanos, opulencia para una minoría caciquera e incertidumbre e ignorancia para una mayoría oprimida con insensatez y violencia… pero todo es cíclico y las curvas sinusoidales tienes sus crestas y sus valles, a veces arriba, a veces abajo, pero todo en la vida requiere de reajustes y reinicios... El método científico… prueba y error…

Cuando una mujer se convertía en madre, era despojada de su hijo al duodécimo mes, llevando a esos niños a lugares en donde podían seguir siendo criados de alguna forma, con el único motivo de “fabricar” a la nueva servidumbre, amoldada a los estilos de la familia o amo que quisiese adquirir a alguno de estos infantes “domesticados”; eran miles de niños que tenían nulas esperanzas y un obnubilado porvenir.

Lo que Frederick Baiyle, experimento lo cambio para siempre y lo descubrió después de un proceso largo y de mucho sufrimiento que inicio cuando, un día por la madrugada despertó aterrorizado al escuchar los alaridos agonizantes de su tía, se levanto de un improvisado catre de esa barraca en donde dormían 20 o 25 niños más en condiciones deplorables, un compañero de sufrimiento lo aupó hasta una pequeña ventanilla para que pudiese ver lo que le ocurría a su tía.

Ella estaba atada a un poste, abrazándolo suplicante, hincada, solo atada de las muñecas, con el vestido hecho girones en la zona de espalda, tintes sanguinolentos sobre su piernas que con la, todavía luz de luna, parecían afluentes de ríos de un profundo negro, ese afluente de profundo negro que estremecía y hacia escurrir el llanto del pequeño Frederick, el llanto lleno de rabia e impotencia, cuando el despechado verdugo hacia caer con furia el látigo sobre aquella espalda… el azotador era el supervisor de aquel lugar, un tipo deleznable que de verdad gozaba y se deleitaba propinándole esos castigos a los esclavos negros desde que el sol teñía un poco la oscuridad de la madrugada, hasta la hora de dormir… Era la vida de un esclavo.
1A los esclavos les habían metido en la cabeza, tanto en la plantación, como desde el púlpito, el tribunal y la cámara legislativa, la idea de que eran inferiores hereditariamente, que Dios los destinó a la miseria. La Santa Biblia, como se confirmaba en un número incontable de pasajes, consentía la esclavitud. De ese modo, la <<peculiar institución>> se mantenía así misma a pesar de su naturaleza monstruosa… de la que hasta sus practicantes debían ser conscientes.

La receta de aquel creciente y opulento sistema se regía mediante una norma, una sola regla, la cual podía hacer prevalecer este sistema, tanto como esta regla se mantuviera con estricta fuerza. A los negreros se les pedía que controlasen todo lo que escuchaban en la plantación, la regla única era que los esclavos debían seguir siendo analfabetos. En aquellas comunidades del sur de la creciente nación, a los blancos que le enseñasen a leer a un esclavo se le castigaba severamente, los blancos propagandistas que lucraban con las esclavitud siempre que podían, sobre todo en las reuniones o fiestas comentaban a los demás blancos carentes de conciencia y critica; decían los siguiente: “Para tener contento a un esclavo es necesario que no piense, es necesario oscurecer su visión moral y mental y, siempre que sea posible aniquilar el poder de la razón” es por esta razón que… “LA LECTURA Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO SON PELIGROSOS, CIERTAMENTE SUVERSIVOS, EN UNA SOCIEDAD INJUSTA” esta percepción no esta remitida solo al contexto cronológico de los 1820.

Ya habían pasado diez años del nacimiento de Frederick, era 1829, un niño medianamente nutrido, de hecho solo nutrido para poder realizar los trabajos para los que sería asignado, Frederick había sido vendido como mercancía, como quien va y compra una mascota en una tienda (otra forma de esclavitud), flacucho, piernas trémulas, fisonomía esquelética, piel de similitudes al ébano laqueado, brillante y hermosa, ojos de expresiva compasión y combate, había sido sacado de la plantación para ir como servidumbre al estrepitoso frenesí del ambiente urbano. ¿Qué hace un niño solo en esa precaria e inestable situación?...

Había sido comprado por el capitán Hugh Auld y su esposa Sophia, la llegada de Frederick a esta casa había sido un experimento más que sorprendente, había sido un impacto, sobre todo cuando tuvo que ir a limpiar un poco de leche que el pequeño Tommy Auld había derramado en aquella habitación, a la que después de ese suceso y siempre que fuese requerido Frederick iba gustoso a ella. La primera vez que el entro vio a Tommy recostado boca bajo, enfocando la vista hacía un objeto con muchos retazos de algo que le parecía similar a las blancas telas de las camisas que usaba, solo que estos retazos eran de textura diferente y permanecían todos juntos con una vestidura generalmente de cuero –era un libro- y cuando giro la vista por la habitación vio que había muchos más libros en anaqueles, de diversas formas y colores, eso fue un shock, ahí descubrió lo que el llamó “el misterio de leer”, le parecía mágico y hermoso la correlación que tenia los garabatos negros en las páginas con el sonido que salía de la boca de Sophia, de tanto recurrir a aquel cuarto, que era la biblioteca de los Auld ya había memorizado muchas de las letras y sus sonidos y cuando el hizo muestra de ello a Sophia, esta quedo impactada y quizá por desconocimiento del castigo que había para ellos, accedió a enseñarle a leer a Frederick.

Una tarde de esas, lluviosa y con las humedades calurosas de esa región, el capitán leía junto a Sophia en la biblioteca a lo que para hacer mas cómoda su lectura ordeno les sirvieran té helado, Llega presuroso y animado Frederick, deja el té en la pequeña mesa que servía como centro a Hugh y Sophia y se queda parado mirando con una sonrisa a esta ultima, como invitándola a que le enseñase algo nuevo sobre “el misterio de leer” a lo que ella accedió asintiendo la cabeza como llamándolo a que se acercase a un costado de su mecedora, él se acerca sonriendo y ella le dice: -A ver Frederick, que dice acá- Frederick comenzó a deletrear y cuando el Capitán se dio cuenta se paro violentamente tirando la jarra de té helado que estaba al centro de la mesa que servía como centro de aquel suceso, y con voz inquisidora de mando le grito a Sophia sin importarle la presencia de Frederick:

-“Un negro no debe saber otra cosa más que obedecer a su amo… hacer lo que se le dice. El que ellos aprendan algo, echaría a perder al mejor negro del mundo. Si enseñas a leer a un negro será imposible mantenerlo. Le incapacitara a ser esclavo a perpetuidad”-

Alud grito, como si Frederick fuera no más que otro mueble de aquella linda biblioteca, lo ignoro totalmente, grito como si no existiera; pero por el contrario, lo que Alud hizo sin querer fue revelarle a Frederick el gran secreto de la esclavitud, el gran poder del hombre blanco para esclavizar al negro. A partir de ese momento Frederick había descubierto cual era el camino que debía de tomar para pasar de la esclavitud a la libertad… El hecho de saber leer le ayudó a escapar de Nueva Inglaterra, durante y después de su fuga ayudo a sus demás compañeros esclavos alfabetizándolos y diciéndoles “Los habían tenido siempre con el pensamiento en ayunas, los habían encerrado en la oscuridad mental, yo les enseñare a ver la luz porque es una delicia para mi alma”. Después de su escapé se convirtió en uno de los mayores oradores, escritores y lideres políticos de la historia americana… -TODA SU VIDA FUE CONCIENTE DE QUE LA ALFABETIZACIÓN LE HABÍA ABIERTO EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD-

<< El Efecto>>

El costo de la educación es trivial, comparado con los costos de la ignorancia, desde la gran invención de la imprenta y la aparición de los libros, ha cambiado todo, los libros se pueden comprar a bajo costo y nos permiten preguntarnos por el pasado con gran precisión, aprovechar la sabiduría de nuestra especie, entender el punto de vista de otros y no solo de los que están en el poder, sino de las mentes más grandes que jamás existieron en todo el planeta. Permiten que gente que ya murió hable dentro de nuestras cabezas, los libros nos pueden acompañar a todas partes, los libros son pacientes cuando cuesta entenderlos, nos permiten releer hasta comprender. Los libros son la clave para entender el mundo y participar en una sociedad democrática y sobre todo crítica, siempre escéptica y con argumentos, científica.

Si no podemos pensar por nosotros mismos, sino somos capaces de cuestionar la autoridad, no seremos más que masilla en manos de los que ejercen el poder.

La noche del 16 de agosto de 1841, ante la sociedad antiesclavista de Massachusetts de totalidad blanca Frederick Bailey que ahora se hacía llamar Frederick Douglas dijo algo que hoy en día, pero que siempre debemos estar conscientes:

[LA ESCLAVITUD]... "Pone grilletes a nuestro progreso, es enemiga de la mejora, enemiga mortal de la educación; alienta el orgullo, alimenta la indolencia, promueve el vicio, da refugio al crimen, es una maldición de la tierra que la mantiene y, sin embargo, os aferráis a ella como si fuera la tabla de salvación de todas vuestras esperanzas"

Puede ser cualquier tipo de esclavitud, la televisiva es la que más miedo me da, la única forma de combatir contra esos poco que creen que estar sobre nosotros, es con: ciencia, crítica, conocimiento y un montón de libros.

Decía Thomas Jefferson:

“La luz de la ciencia: solo ella nos puede liberar, la humanidad no ha nacido ni por casualidad con una silla de montar en la espalda y mucho menos unos pocos privilegiados han nacido calzados con botas y espuelas”…



1Carl Sagan – El mundo y sus Demonios (la ciencia como una luz en la oscuridad) 1997 editorial Planeta

@giancarlonavesc




miércoles, 22 de agosto de 2012



Memorial Musical(Los compromisos   serios de la vida…)
 No es Karma, solo... Causa y Efecto | Jorge Macías




V
iajes, viajes. Si muchos. Y te dicen, te vas a cansar, todo cansa. Pero creo que todavía no me canso. Pero como he aprendido, digo “todavía”, pues mas adelante no se. Lo que más disfruto es viajar manejando. No hay nada como disfrutar el paisaje, cada curva, cada tipo de vegetación, cada población, sus artesanías y su comida, mmmm!  Y el disfrute es mayor con buena compañía y mucha música. Con la llegada de la digitalización, adiós cajas de cassettes y CDs, bienvenidos los MP3 por cientos en un dispositivo “chiquirín”. Como parte intrínseca de los viajes, me gusta hacer paradas para comer o beber en puestos carreteros y callejeros, nunca en establecimientos como restaurantes o fondas. Nuestro país es rico en comida callejera. Además estos ubicuos comederos están en función desde las cuatro o cinco de la mañana como los de tamales, atole, café y champurrados o hasta altas horas de la madrugada como los benditos puestos de riquísima y variada diversidad de tacos y fritangas. Estos sitios celestiales estimulan la inmunización del cuerpo (por eso de exponerlo a nuevos microbios) y promueven el ejercicio de papilas gustativas, algunas que desconocíamos, brindando un doble disfrute al asunto de meramente ingerir energía.

Mi trabajo, como biólogo en ciernes, comenzó un año antes de que terminara la carrera, creo. Y digo creo por que a medida que he ido escribiendo recibo quejas, regaños y rechiflas de que me estoy haciendo viejo (así claman Nacho y Humberto) y que no me acuerdo de esto o de aquello (mis “hermanitas”). Mi mamá….no “Jorgito” hijo te fuiste a Estados Unidos cuando tenias 14 años y no cuando tenias nueve, en ese entonces estabas en la primaria!! Jajajajaj. O Laura, …. no chaparrín (antes era papi, “not anymore” me dice ella) comenzábamos las serenatas a las doce de la noche no a las seis ….. Pero bueno, sigamos. Yo entre a trabajar a Sanidad Forestal  (SARH) al tiempo que se escuchaba a Daniela Romo (mi amor platónico, que cabellera!!) con la canción de ..… “tengo celos de tus ojos cuando miras a otra chica tengo celos, celos”….. o con “De mi enamórate”.  Mis ocho años en el gobierno fueron una experiencia seminal en mi vida por más de una razón. Encontré profesionalmente mi "raison d'être", razón de ser. Aprendí y fui testigo en primera fila de la corrupción, pero también de reformas importantes que en buena parte terminaron con ella. Vi el pago de derechos “chuecos” y de “martillos voladores”.  En ese entonces los arboles a derribar legalmente, debían ser marcados con martillos especiales y numerados, pero por arte de magia el mismo martillo aparecía al mismo tiempo en Tancítaro, Michoacán y en Iguala, Guerrero. Los martillos desaparecieron y las mesas de derechos también, apareciendo la ventanilla única. Vi con gran agrado que muchos campesinos descansaron del robo, a la par de que los bosques tuvieron un breve respiro en su devastación constante. Pero pues solo fue un rato, hasta que aparecieron nuevas maneras de ilegalidad y uno de los dichos mas perversos fue acuñado “el que no tranza no avanza”, una verdad triste de Mexico y que vivimos a diario.

Manejando por la ciudad, sobre el periférico  o el viaducto (mucho antes de que vendieran refrescos, aromatizantes para carro o manitas para rascarse) recuerdo ir disfrutando  a todo volumen de “Con todos menos conmigo” de Timbiriche cuando con Guayo y el Biólogo íbamos a la “subse” (Subsecretaria Forestal), o trasportándonos Guille, Abraham y yo a alguna reunión de la ABISARH (Asociación de Biólogos de la SARH). En esta parte de mi vida “aparecieron” las parrandas, uufff demasiadas (perdón Laura! me pasé). La burocracia es un “caldo de cultivo” para ello, no se por qué. Todos los de Sanidad Forestal, el Chema, el Pirruris, el Bubulín, el Vampi, las secres y si, hasta el Nacho, todos al son de las niñas de Flans y a todo volumen “Corre corre por el boulevard”. Siempre terminando en el depa de Chabolla oyendo a Pink Floyd o a Deep Purple con la épica Highway star!! Muchas reuniones y simposio. Viajando siempre viajando, siempre manejando. Manejando hacia Durango a uno de Parasitología Forestal con todos los cassettes de Neil Daimond al lado de David, Maru, Rebeca y Campos. Un camino lleno de Chapingueros, música de estudiantina, “El Andariego” y “Sabor a mi” de Álvaro Carrillo, la “Llorona Chapinguera”, llegando a Tapachula, Chiapas. Mi camioneta oficial llena de herramientas y muchachos tesistas y de servicio social. Mi querido profesor Raul Muñiz (a quien debo mi amor y pasión formal por los bichos)  llegando al Desierto de los Leones para ver porque se estaban muriendo los árboles. Aun había musgo de bajo de los oyameles, increíble, ¡¡pues ya no hay ni oyameles!! Y ahí, entre árboles, en puestos hechos con solo tejamanil, siempre ocurría nuestra religiosa parada al final del día con las güeras. Muchachas de ojo verde, campiranas, de esas con chapas rojas de frío y con su puesto de quesadillas (sin duda las mejores de toda mi tragona vida). Ellas me condecoraron con el apodo de “el de las quesadillas por tiempo”, es decir, yo pedía quince minutos de las de requesón, luego otros 15 de hongos con quesillo, luego seguían las de chicharrón y las de pancita y así, las que cayeran en ese tiempo por el lapso de una hora y media. ¡¡¡Mmmm que vida!!! Aun siento en mi lengua el sabor y textura del huitlacoche con epazote y granos de elote; el olor acre del humo de los comales penetrando y dejando su aroma en mi piel y ropa.  Mucha música, muchos kilómetros, mucha presencia de compañeros de trabajo, poca de amigos de verdad, así como de Laura o de mi familia. Me alejaba de ellos. Como que todo lo que no hice de adolescente salió. No quiero decir que estaba reprimido, ¿o si? Quizás, pero solo por mi, por mi idiosincrasia. Pero como que me <<destrampe>>  y no me di cuenta de cosas que después pague.

Por ese tiempo Laura y yo tomamos una de las mas grandes decisiones de nuestras vidas, casarnos. Por todas las de la ley. Lo religioso con toda honestidad acordamos que era solo por las mamás y ellas lo supieron. Para nosotros el matrimonio es de dos, pero no negamos que la familia es parte básica y por ello quisimos que la familia tuviera un peso en nuestra decisión. Se repartieron solo 90 invitaciones. Novios puntuales, raro, incluso 15 minutos antes. Padrinos tarde, muy tarde. Llegamos a la iglesia y había unas 40 personas. Entramos a los acordes de la tradicional Marcha Triunfal de Aida, de Verdi . Por si no saben, o no se han casado por la iglesia, uno entra como “caballo lechero” solo viendo “pa’delante” y llega uno al altar y ya no voltea hasta que termina todo y los novios van a salir. Pues bien, entramos y pasamos todo lo que teníamos que pasar y cuando me preguntaron “acepta a la señorita Laura..”    yo hasta me avente a decir “por supuesto”. El padre que nos conocía, hasta se rio. De verdad, como decimos los chilangos “por mi jefecita y la Lupita” que de verdad lo sentía y aun después de 27 años lo siento. Siguió la ceremonia, el padre, se aventó una hora. Luego El Ave Maria (Op. 23 no. 2) de Mendelssonhn, ya casi terminaba todo. Al final, cuando nos damos la vuelta ya para salir “ay guey!”, perdón por la expresión  pero queda muy ad hoc. ¿Que onda? Había mas de 200 personas ahí ¡!! Lo primero que pensamos, donde las metemos y que les damos de comer? Y mientras caminábamos hacia afuera a ser aporreados por puños de arroz, “Pompa y Circunstancia” de Elgar sonaba fuerte en nuestros oídos y en nuestros corazones imprimía un nuevo ritmo. La recepción fue en mi casa que tiene un patio común con las casas de un tío y mis abuelos. La música fue espectacular pues mi cuñado Fernando se encargo de ella y él, sin presumir, fue el encargado de instalar una de las primeras discotecas en la ciudad. Así que imagínense, un “sonidazo” (todo en carretes de cinta) y un súper equipo con toda la variedad de música que comenzó desde las 5 PM y termino a las 5 AM, cuando esas casas eran un campo de batalla. No hubo mucha comida, imposible, se “dieron lugar” 350 “invitados”  en una recepción para solo ¡¡90 personas!! Pero Don Jorge no sé que hizo pero botellas de alcohol y vino nunca hicieron falta, ¡¡el dios Baco campeo!! Los novios desaparecimos a eso de las tres; dormimos por casi todo un día, comimos dos tortas cubanas gigantes con todo lo reglamentario, incluidas rajas de chile jalapeño en vinagre y nos volvimos a dormimos otras ocho horas mas, hasta el segundo día después de la pachanguita. Ese día salíamos de “luna de miel-trabajo” al sureste de México.

Como son las cosas a veces. Laura había estado luchando para tener una plaza en el IMSS como jefe de laboratorio clínico y cuando ya la tenia, casi al mismo tiempo, yo le hice una propuesta que no pudo rehusar. Me gane una beca por un año para estudiar una especialidad en Canada por parte de la OEA. Así que en un día 22 de Agosto de 1989 (no, no crean que me acuerdo, es la memoria prodigiosa de Laura) estábamos llegando a la ciudad de Vancouver y  Phill Collins cantaba “Another day in paradise”. Los siguientes ocho años, no uno, como lo determinaba la beca, pasaron de manera intempestiva  gracias a varias becas, trabajos de todo tipo y el apoyo determinante e irrestricto de Laura. De repente, ya teníamos enfrente dos bodoques (¡¡divinos y totalmente mordisqueables!!), una Maestría y un Doctorado!!. En esos años, Gloria Estefan se oía frecuentemente, tanto en ingles como en español en nuestro depa. Fiestas muy internacionales eran frecuentes entre estudiantes con música de todo tipo, muy ecléctico el asunto y ¿comidas? “Ultra-mega-super” diversas. Nos hicimos “fans” de la japonesa y Carlos, ya a su año y medio nos salía caro, pues al angelito le gusto el uni, que es la hueva del erizo. ¡Elegante el enano! Jajajaja.  El departamento durante el día, mientras yo estudiaba era como una guardería de las Naciones Unidas. Laura se daba la maña para atender, además de nuestros dos críos, a cinco o seis más, según el día. Crí Crí campeaba con.…por la escalera tutiple, chan, chan, van las canicas en tropel…., mezclado con canciones de Barney El Dinosaurio y la insuperable Molly de “Comfy Couch”. Gracias a los padres de esos enanos negritos, güeritos y aceitunados, teníamos un dinerito extra. Como si esto fuera poco, Laura y la entonces futura comadre Elba bailaban bailes folclóricos mexicanos todos los fines de semana y hacían presentaciones por doquier. Y aquí cabe hacer un comentario interesante. Todos nosotros, o la mayoría, en la primaria nos hacían (¡por no decir obligaban!) a aprender y a ejecutar algún baile folklórico con su respectiva música.  Por ello conocemos de esas cosas. Sin embargo casi no las oímos hasta que la vida da vuelta y vemos a nuestros hijos hacerlo. Pero existe, para mi, otro momento. Nada se compara con estar fuera del país y en ocasiones especiales ver bailar y oír el “Son de la Negra” o el “Jarabe Tapatío”. En mi caso con el grupo de Laura bailando. Se me enchinaba la piel, las lagrimas salían sin pedir permiso y sin pensarlo ya estaba bailando ese paso que la “Seño Tere” ¡me hacia repetir tantas veces en quinto grado! Y sentía cuando veía que los “fríos” anglosajones dejaban de lado su recato e indiferencia y de repente, sin poder evitarlo, comenzaban a “zapatear” y dar uno que otro “grito”. ¿Pues que es esto? ¿Que es esta sensación? Nada es lo mismo como estar lejos de tu patria y oír esa música. Todo entra de sopetón y todo es Mexico, todo. Ese momento es sinceramente único y perdurara toda mi vida.

De Canada, ya terminado mi posgrado, nuevamente convencía a Laura -creo esa fue la ultima vez que lo he podido hacer-  Jajajajaaja. La convencí de ir a vivir a Chiapas y aceptar una plaza de investigador que me habían ofrecido en Tapachula, en el ECOSUR. Como dicen “a la de sin susto” que me jalo a la familia al sureste con solo una escala de una semana en la ciudad de Mexico. Nos fuimos del primer mundo, con una vida donde todo funciona y a una temperatura de 10 grados, a vivir al subdesarrollo económico, con una temperatura de 36 grados y toda la música e idiosincrasia del trópico en una ciudad alejada y pequeña. Ni que decir fue un “shock” para ellos. La música que recuerdo es sin duda las de las “combis” que usábamos frecuentemente hasta que adquirimos un vehículo y la que se oía en el mercado donde miles de olores y sabores eran expuestos por mujeres de risa fácil y el “papito que vas a llevar” a flor de labios. Un grupo musical llamado Azul insistentemente decía “seeensual, un movimiento sexy, seensual, un movimiento muy sexy, booomba, booomba” y otra pieza, por demás primitiva en su ritmo y letra, que tenían todos en la cabeza y cuyo nombre del grupo desconozco pero decía así “el gato voladoooor, el gato voladooooor”… hago como iguana, hago como mosquito…. Por diez años vivimos el trópico, su ritmo y gente. Mientras yo desarrollaba un laboratorio y comenzaba como investigador nacional y luego como director del posgrado, mi familia hizo esfuerzos grandes por desarrollarse e integrarse a la sociedad local. Laura se metió a estudiar lenguas en la universidad estatal con un plan de estudios ejemplar, pero por cuestiones políticas se acabó y ella se salió. Con otros padres de familia creamos, administramos y enseñamos en una escuela bilingüe con un sistema educativo integral, esfuerzo de cuatro años y que fue insostenible por cuestiones económicas e idiosincráticas. La canción de moda  “El gusanito” esa que dice… “nadie me quiere, todos me odian, mejor me como un gusanito”… cantada por El General sonaba en la radio local. Y así, yo siempre metido en mi trabajo, con los “gusanitos” y para variar viajando, viajando demasiado; mientras Laura con los hijos, con la casa y enseñando en nuestra “escuelita”. Esta dinámica hizo que me distanciara yo como pareja y como padre y se fueron creando tensiones familiares importantes. El trabajo no es todo y menos el dinero. Yo comprendí que Laura y mis hijos son lo más importante, así que al ritmo del “Meneaito”… el meneaito, el meneaito, asi, asi, asi, asiiiii……… comenzaron los planes para emigrar a Canada. Comenzando así un ajuste de cosas de pareja y buscando un mejor acercamiento con Carlos y Gaby y por añadidura una mejor educación para ellos. El trópico dejó una huella diferente en cada miembro de la familia. La mía la he expresado en mi  primer ensayo, Lo verde, lo rítmico, lo parsimonioso, lo tropical.

La memoria musical. El escribirla fue toda una experiencia nueva para mí. Una que trajo cosas inesperadas y memorias casi desaparecidas. Ellas fueron apareciendo al oír cada nota o cada voz cantando historias o sentimientos. Fue como una evaluación muy personal. Se sabe en donde esta uno, por que saber de donde viene. Sin “querer queriendo” como decía el querido Chapulín Colorado, pase y reviví la vida de mi familia, amigos y con ello, la mía misma. Fue un disfrute total, único y que me ha generado dos cosas.

La primera una sed de aprender a escribir en español  (¡si ríanse! Pues ya sé que lo necesito) y así seguir escribiendo. Tengo cosas que decir y decirlas de una manera muy mía, es decir con humor y con ¡comida! La segunda, es buscar en la primera oportunidad, irme con los cuates a una cantina donde haya harta botana y donde nos toquen “Paloma Negra”, “La Gema” y “El Rey”; luego salir a “echarnos” unos caldos de panza con pata a la “La Pancita de Toñita” y recordar tiempos idos, personas y situaciones que hacen la vida y que hacen lo que somos. Pero sobre todo gozar la compañía de personas que forman parte de la historia de uno y que espero ellas hayan disfrutado estos ensayos.

“No cabe duda que la vida son sensaciones y vivencias, todo debe disfrutarse mientras se tiene.”

Jorge E. Macías Sámano

miércoles, 15 de agosto de 2012


La memoria musical (Parte 2…)
No es karma, solo causa y efecto… | Jorge Enrique Macías



L
a idiosincrasia mexicana reverencía a las mamás sobre todas las cosas, sean ellas buenas o no tanto, son madres y eso lo dice todo. El nueve de Mayo en la noche, nos reuníamos los hermanos más unos cuates con guitarras y cuanto instrumento se dejaba, generalmente melódica, panderos, claves y hasta castañuelas, lo que se tocaba en la clase de música de la secundaria. Laura por supuesto estaba ahí, siempre junto a mí. El hecho es que esa noche nos íbamos a un parque a ensayar las de “rigor” para la serenata del 10 de Mayo, el día de las madres. Se acuerdan? Claro que era un relajo, estábamos con los cuates, era música, era confianza, eran risas, era la noche solo para nosotros, caminando por calles desiertas y obscuras de una casa a otra.

A las doce de la noche, comenzaba todo: Llegábamos a la casa de “la mamá” y comenzábamos a cantar, claro eso decíamos nosotros– a nosotros nos sonaba bien - a ellas, las mamás, les fascinaba! Comenzábamos con “Despierta dulce amor”, seguido con “Página Blanca” y no recuerdo que más, pero terminábamos la ronda con… “Las tradicionales Mañanitas”; Las mamás felices, salían y nos daban las gracias. Mis amigos siempre recuerdan y por supuesto yo también, una ocasión en donde mi mamá se levantó y le pidió a mi papá hacer rompope casero, mmmm que delicia y claro tenía “piquete” – alcohol -, creo le echo ron. Todos felices y ya medio “flameados” y calientitos, nos fuimos a seguir con las demás mamás. Mi papá fue el héroe de esa serenata, por ¡¡obvias razones!! ¡Gracias papá! A las seis de la mañana del 10, tenía que terminar todo pues había que trabajar en la mañana y en la tarde a la escuela.

En mi servicio social de la Vocacional me la pase buena parte de tiempo en el transporte público, en especial aquel que va a los alrededores de la ciudad de México, es muy idiosincrático y afectuosamente  les llamábamos “guajoloteros” o “chimecos”. Para comenzar, los camiones son o eran de lo más colorido que hay, tienen canastilla en el techo y un olor a diesel, por dentro y por fuera. Los pasajeros son de varios tipos, urbanos, suburbanos y totalmente campiranos. De ahí se deriva la carga que llevan, pues transportan mercancía que compran o venden en ambos lados de su destino. Así que era común ver gallinas, guacales con verdura y fruta, manojos de flores o de ajos, cajas de refrescos, de huevo, de herramienta, periódicos y revistas, comida preparada para vender y para el “tentempié del camino” y ¡claaaaro! pulque (tlachicotón o neutle en náhuatl etc;) con su olor penetrante de fermento, con sabor a gloria y tan nutritivo que como dicen “solo le falta un grado para ser carne”. Pero no se vaya a usted a creer que los choferes no ponían un aromatizante para el “buen olor” de su unidad, no señor, ellos tenían su buena dotación de “Antifuchi” y de “Chica Fresita” para combinar con los otros aromas que se permeaban en la atmosfera móvil. Mmmm… era la delicia de las moscas y de todos los bichos que se metían al camión, pero menos para nosotros los pasajeros! Los olores en la cabina de esos monstruos de metal eran múltiples, desde aquellos que ofenden la nariz hasta aquellos que la incitan a seguir oliendo. Y para completar la experiencia organoléptica, los sonidos. Al margen de los producidos por los potentes motores diesel y los chirridos de frenos con las constantes paradas y acelerones, estaban los gritos de los cobradores (sí, había uno dentro y otro sobre la canastilla de la mercancía). Ellos ordenaban el pago, acomodarse y moverse para atrás y proferían uno que otro piropo a las señoritas que subían y muy galantemente les buscaban un buen lugar. Toda esta experiencia se movía y desarrollaba con la mas variada música tropical, siempre bullanguera, ¡jacarandosa! El chofer y su “matarife” traían, mínimo la Tropi-Q, estación de radio de la época. Donde Rigo Tovar y su Costa Azul sacaba el tema de  “El Sirenito”, o el buen Chico Che y la Crisis aullando “Ton´s que mami”, llenando de sonrisas y uno que otro paso de baile a los atiborrados pasajeros <<“Carmen, se me perdió la cadenita” – a ti y el Nazareno, a ti y al Nazareno>>—decía. Y en ese ambiente tan “intimo” (por lo apretado) también se oía muy ad hoc <<“No te metas con mi cucú” --- yo quiero una tocadita, que lindo es tu cucú, redondito y suavecito>> – de la Sonora Dinamita.

Los momentos románticos con el pelo plateado y líder de La Sonora Santanera con “Perfume de Gardenias” haciendo al chofer, Ya con pocos pasajeros, cantar y arrancar uno que otro suspiro de alguna niña pasajera. Sin excepción, todos agarrados hasta con las uñas de los pies, pues los conductores son unos ca…. digo, cafres. Laura riéndose, todo el tiempo. Siempre oyendo los incesantes coros de “¡baaaajaaaann chofer!”, “¡Ora chofer, no traes animales!”, ¡¡con cuidado guey!! ¡Vaaamonooos chofeeeeeeerrrr¡ -diría Chava Flores- en su Mexico Distrito Federal.  

El tiempo de la Vocacional o para que me entiendan la mayoría, la prepa. Soy “burro blanco” del Poli, ¡a mucha honra! Es el comienzo de mi vida, mi vida real, digamos la ya medio consiente. Por fin mi mente se abría, se nutria. Miles de ideas, de sentimientos y de temores. Tan fue así que como que “desapareció” la música en ingles. Fue tiempo de apertura a todo – todo - el amor, la conciencia política y la social, la vocación a mi profesión y mi comienzo a pensar en la gente con una dimensión diferente y mas desde un punto de vista de la vida, mi vida. Tan extremo era el asunto y a veces tan disímbolo que podía oír-sentir “A escondidas” y “Jamás” con Camilo Sesto, en mi citas clandestinas con Laura en la casa de su hermana, y mas tarde sentir hervir mi sangre, el coraje intenso, como nunca en mi vida de querer matar a alguien, a un “porro” (parásitos del régimen, golpeadores a sueldo de las autoridades) cuando escuchaba a Facundo Cabral con “Pobrecito mi patrón” o Víctor Jara y “Te recuerdo Amanda” o cualquiera de Pablo Milanés o de Silvio (Silvio Rodríguez). Decenas de salidas a los  bosques de Salazar y la Marquesa y el canto de Serrat, Jose Luis Perales y Alberto Cortés, felices, empapados y siempre ¡famélicamente hambrientos! Interminable partidos de “tochito” y yo rompe y rompe pantalones y mi mamá reparándolos siempre. Momentos inolvidables de inocencia innata al ver a Jaime, Carlos y la “Gelos” bailando “La Boa” de La Sonora Santanera entre las clases o cuando inesperadamente pasaba Carlos “nadando” por la ventana del salón en medio de la clase de Física con “el Neri” haciendo que explotaran literalmente risas y rechifla de todos nosotros, incluido “el Neri” nuestro querido y chaparrín profesor Oaxaqueño. O las “bolitas” en el metro con Jaime como merolico y recitando el “Fosfovitacal”... “Que no le digan que no le cuenten, aquí traemos el fosfovitacal, fosfo por que tiene fosforo, vita por que tiene vitamina y cal porque…  tiene  Calcio, pero llévelo y vera”……, y la gente “zonza” arremolinándose,  asomándose y hasta queriendo comprar!! jejejejejeje que tiempos. Quizás mis mejores.

Con mi llegada a la carrera las cosas se fueron haciendo mas serias, tanto en mi relación sentimental con Laura como con mi vocación de biólogo. La música en ingles regreso, pero la Nueva Trova Cubana se mantuvo como un icono de conciencia y de meta a pensar en la gente. La Biología encontró un lugar donde recrearse en mi ser, en mi cabeza, en mis piernas e incluso mi panza. Mi carrera paralela de tragón, se ampliaba y enriquecía. En ese entonces me encontré a Chucho y los libros entraron en tropel, literalmente, a mi cuarto, sobretodo esos de “usado” y en ingles. Mi carrera de libros usados tuvo su mayor disfrute y pináculo cuando conseguí por solo 25 pesos (sin remordimiento alguno me atreví a regatear –le baje $ 5.00 pesos jajajajajaja!) nada menos y nada mas que  la primera edición (1859) del ¡¡¡Origen de las Especies de Darwin!!! ¡Échense ese trompo a la uña! ¿Se imaginan y yo Biólogo? Salí de la librería con cara de jugador de póker (pues no quería que el tipo se enterara de la metida de pata que dio y me detuviera),  apenas llegue a la esquina, brinque como poseído y bailaba al ritmo de “Asereje” con las Ketchup y la gente solo se me quedaba viendo. Ese libro posteriormente pago el menaje completo de casa de Mexico a Canada, ¡¡fue valiosísimo para mi y mi familia!! Durante mi aprendizaje de la Biología, como que me “afine” o me “instruí” un poco y la música de jazz comenzó fuerte en mi cotidianidad, Stan Getz, Gato Barbieri, Al Dimeola, Bob Jame y Spiro Gira. La mejor parte de mi vida de estudiante se estaba abriendo por completo. Si uniera todos los viajes de prácticas que realice en mis cinco años de carrera, fácilmente serian tres meses continuos de viajar por la bella e increíble diversidad de Mexico. Viajes en compañía de condiscípulos y profesores que contribuyeron a la experiencia más importante de mi vida académica. La música por supuesto era mi compañera también en esos “ires y venires”, Neil Diamond, Bread, Chicago, Silvio Rodríguez y Meche Hidróxido de Sodio como cariñosamente le llamábamos a Mercedes Sosa (chiste “nerdiano” dirían hoy). Toda ella salía de una grabadora Panasonic con micrófono externo. Aparato que fue testigo íntimo de todo lo que mi cabeza y corazón pasaba, fue más que mi fiel compañera, fue mi confidente. En medio de todo esto, Laura trabajando en un laboratorio y luego en un Sanatorio, ambos trabajando y construyendo, sin saberlo, una relación de por vida. Especial memoria me trae un “mix” llamado “Atrapados en los Clásicos”, que integraba varios temas de música clásica y se llevaba con un ritmo rápido y tipo “bumping”. Con el, recuerdo claramente una colina donde solo había pastizal, creo el Estado de México. Ahí, “el Taquero” (como cariñosamente le decíamos a Roberto Cruz, mi mejor maestro e inspiración de la carrera), nos puso a medir un índice de biodiversidad (creo Línea Canfield) y todos “panza al suelo” y al ritmo de esa música identificábamos y contábamos plantas. El sentimiento de felicidad era plausible, o como decirlo, completo es el término que engloba mi sentimiento de esos momentos.

Después de una semana de colecta en la sierra de San Luis Potosí, llegamos al pueblo más cercano, todos sucios, cansados, sudorosos, sin bañar y ocurrió una de las tragazones más memorables de mi vida de estudiante. Oscar, Joaquin, Raul, Salvador y yo, terminamos literalmente con un carrito de tacos de cabeza de res, casi 200 tacos, con sus respectivas charola de verdura, ¡¡dos charolas de salsas y dos cajas de refrescos!! Jajajajajaja ¡¡El taquero estaba asombrado pero feliz!! Se llevo hasta su buena propina. Toda esta degustación maravillosa al son de los Tigres del Norte y su “Camelia la Texana”.

Ya mas al final de la carrera en un campamento “relámpago” de fin de semana en Presa Iturbide, hubo de todo, pero sin lugar  lo caracterizó la mayor guarapeta que yo haya presenciado. Digo presenciado, por que yo no participe, digo, en esa jajajajaj. La Chinche (Leticia) molestando todas las dos noches con “recuérdame” (del comercial del gansito Marinela). Laura la quería ¡matar! Juegos de todo tipo, caminatas por la orilla de la presa, uno que otro “nadando” en las aguas fangosas, fogatas de toda la noche y botellas de chupe por doquier. La culminación de la borrachera y del campamento fue una nota colorida que todos siempre recordaremos. Joaquín (mi querido amigo desde la “secu”) y no recuerdo quien mas de repente, en la noche, estaban persiguiendo con preocupación  a otro compañero (no digo nombre para no causar resquemor con el ahora profesor) rogando y diciéndole  “déjate meter el dedo, déjate meter el dedo” ¡No lector no sea mal pensado! lo que pasa es que lo querían hacer vomitar pues nuestro querido condiscípulo estaba malísimo y tenia que sacar todo el alcohol ¡que había ingerido! Jajajaja. ¿La música de fondo? Música Disco en todo su esplendor, Gloria Gaynor, Madona, Culture Club, Duran Duran, Queen y claro Michael Jackson, estábamos llegando al final de los 80’s.

Estos viajes se juntaron con los de mi primer trabajo como Biólogo en la SARH. Ambos contribuyeron a mi larga experiencia de viajar. Manejando por horas, a veces muchas, hacia el norte, sur, este y oeste. Por caminos remotos, cruzando ríos, campos de amapola (custodiados por gente armada), puentes colgantes, conociendo y disfrutando de gente, esa gente tan especial del campo y de la que tanto he aprendido. Conociendo de primera mano la biodiversidad de todo el país y disfrutando (y a veces sufriendo por las enchiladas con chile “campana” que siempre “pica y repica” cuando va de “salida”) de la comida de nuestro país, muy especialmente Oaxaca. Pero aquí le paro y dejo estas experiencias “pa’l siguiente compa” como dicen en el Norte.

Jorge Enrique Macías

miércoles, 8 de agosto de 2012


La Memoria Musical (los primeros años)
No es karma, solo causa y efecto | por: Jorge Macías



No les ha pasado que oyen una melodía o solo unos acordes y eso les trae vívidos recuerdos de un hecho antiguo o de una persona conocida? A mi me pasa frecuentemente y esos recuerdos asociados son como muy claros y me llegan dentro. Quizás es la edad. Se dice que recordar es vivir…. No sé. Lo que si se es que “pasa cuando ocurre”.

Mi “conexión” música-vivencia comienza cuando yo tenía quizás unos nueve años. ¡No! perdón, me equivoco… la edad…usted sabe jejejeje (buena excusa!). La memoria musical  más antigua que tengo, quizás es cuando era bebe o muy niño, seria aquella asociada con la época en que mi mama ponía en la casa el Concierto No. 2 para piano de Rachmaninoff. Por supuesto que hasta ahora sé que es esa es la pieza me llevo años aprender ¡esas cosas! Cuando la oigo, me hace sentir paz y a veces me llega cuando estoy saliendo de algún problema, como que me dice, me dice mi mama, “hijo, después de la tempestad viene la calma”. Porque ocurre así? No lo sé, pero la pieza la conozco de memoria, cada movimiento, cada cambio de ritmo, el piano constante, cadente, lento, poderoso.  Ya como a los cinco o seis años, vine a escuchar “El Mar” de Ray Conniff y cuando llego a oír esa pieza, es para mi como prácticamente oler el mar, estar en la playa con la brisa mmmm, cuando vivíamos en Acapulco y mi carrera de tragón comenzaba. Una mojarra frita, media docena de almeja reina y claro, una empanadita de camarón – en la comida, no vaya usted a creer que en todo el día- eso a mi tierna edad (y yo que me quejo de mis hijos!!). En esa época las caricaturas, todas ellas, tenia música clásica o de jazz, y es por eso que las personas de mi época reconocemos las melodías, pero pocos sabemos sus nombres o sus compositores.

Ya adolescente, la música en ingles de los setentas llenó totalmente mi vida. Carol King, James Taylor, Chicago, América, Eagles, Bee Gees y por supuesto los Beatles. No pude evitarlo, esa música me atrapó y eso que la letra no la entendía. Como todos, yo solo balbuceaba y repetía como autómata esos sonidos, solo la melodía me conectaba con lo que pasaba en mi vida y la matizaba de una manera especial. Una tarde lluviosa en el cuarto de mi amigo Oscar y el disco Tapestry de Carol King, ambos leyendo la letra de “You got a friend” y de “Sor far away”. Una mañana temprano, en pijamas, en la sala de German, con su hermana Magali y el disco “Horse with no name” de America y tratando de entender “Ventura Highway”. Las canciones “Et si tu n' existais pas” y “Paroles, paroles, paroles” que cantaba el francés Joe Dassin en mi “radiecito gris” de pilas, durante un viaje en camión o en tranvía dentro de la ciudad de Mexico, pasando por una avenida con muchos arboles altos. Frank Purcell y Francis Lei y la música de películas eróticas uyyyy ¡¡¡pecaminoso el asunto!!! Aun así, a escondidas y medio chiveados, nos atrevimos a entrar al cine y ver Emmanuel y Bilitis, ¿alguien las recuerda? Yo no, pero si recuerdo, siento la música y sigue siendo muy especial para mi y no se por qué – quizás Freud sepa – Pero también me trae recuerdos viajando en camión de mi casa al centro o del centro a mi casa. Creo ya vendía medicinas y libros de puerta en puerta y me la pasaba en la calle. Calle gloriosa calle, a esa edad se aprende de todo ahí, en la calle.

A los nueve años salí de la casa, me fui a estudiar fuera. Fue una época dura, nunca había estado solo, sin mi familia, sin mis amigos. Fue una época de prueba que marco mi vida de manera permanente. Me encontré a mí, digo, si se puede decir eso a los nueve años. A partir de aquí, ya entendí ingles. La música se torno con mas sentido y comencé a filtrar cosas, que para ese entonces, no tenían sentido. ¿Pero que estoy diciendo? ¡¡¡No es cierto!!! ¡Mientes con todos los dientes Jorge! Quién va decir que la letra de “Stairway to heaven” de Led Zepelin tiene sentido, pero cada acorde de guitarra la siento como si fuera ¡mía! O la de “Smoke on the water”, “Woman from Tokio”, de Deep Purple, siempre sonando estruendosamente cuatro cuartos de mi puerta todos los domingos en la mañana, ¿tiene sentido? ¡Claro que no tienen sentido! pero sin embargo que poder se sentía al oírlas, se sentía vivir, vivir joven. El oír ahora “Do you wanna dance” con Bette Midler, me transporta al tiempo, la tarde, un baile de gala, de uniforme, esperando entregar una flor a la joven que seria mi pareja? Ambos nerviosos, bailamos, reímos y luego, se fue. Se fue sin la caricia deseada o la esperanza de volver.

¡¡¡Las fiestas con mis hermanos, en nuestra casa!!! Woow nuestros padres eran bien “light” para dejarnos hacer tal escandalo (tres hermanos y tres hermanas y ¡¡¡TODOS su cuates!!) y ¡¡¡pagar esas cuentas de luz !!! Ahora lo se por qué aguanto el estruendo y la luz la pago ¡YO! Ni que decir de nuestros abuelos que vivían al lado y soportaban todos los gritos y carcajadas; pobres viejitos pero “aguantaban vara”. Hasta los equipos de sonido de mi padre pagaron el precio y valía la pena las “regañizas” por estropearlos. Pero papa - Don Jorge le decían mis cuates - siempre nos ayudaba y volvíamos a usarlos.  Horas y horas, kilómetros de cinta magnética y kilos de discos de vinyl, estruendo, cadencia y movimientos locos y espasmódicos. Pero sobretodo risas, ejercicio desenfrenado, amoríos y hasta drama. El “bumping” era totalmente lo “in”, con Barry White y su “Can’t get enough of your love babe”. Y el ritmo funky, de Cool and the Gang y la Family Stone, ese ritmo me encanta a la fecha pero ya ahora con Prince. Hasta tuve camisa con cuello “mao” y con colores chillantes, pero ojo, nunca, nunca zapatos de plataforma! Tardes y noches pasaron en la bailada y en que Víctor, mi hermano, no paraba de retorcerse y ver que podía bailar todo, todo, sin importar el ritmo, se retorcía como poseído desenfrenado, ¡que energía del güero! Jajajaja. Los Bee Gees y “Staying alive”, Grease con John Travolta cantando con la “güerita” Olivia Newton John. Luego llegaba Barry Manilow, “Mandy” uuff romántico el tipo, todos cantando y queriendo bailar, con miedo, con tiento, con vergüenza, pero buscando esa oportunidad para estar cerca “bailar de cachetito” con la novia o el “prospecto”. Laura ya existía desde entonces. Seguía el ruido, el “guateque”, mi mama se daba “su vuelta” para ver que todo estuviera en orden (nunca nos dimos cuenta). Rock and roll en español, lo máximoooo! El “Rock de la cárcel” y  Miguel Angel eran uno, y le “tundía” sabroso. Suzie Quatro y “ Rock hard” frenesí y brincos! Luego la tanda de “calmaditas”, Anne Murray con “You needed me”, Santa Esmeralda con “You are my everything” y las matadoras, la de casi al final de la fiesta, la que todo mundo esperaba y con casi ya “el asunto cocinado” con la pareja, Bread y “The Guitar Man”, “If” y por supuesto “Baby I am-I want you”.

“The long and widing road” de los Beatles es una memoria viva y descriptiva de mi espera y mi ruta para ver a Laura. Mis largas y a veces infructuosas esperas por ella en la parada del camión cerca de la mueblería Salinas y Rocha, están llenas de Beatles, “Let it be”, “Yesterday”, “Here, there and everywhere”. Y si, hasta recuerdo a Juan Gabriel con “Tu estas en mi mente” cuando por fin nos íbamos para Chapultepec. Ni que decir de las interminables horas en camión cuando iba por ella a sus distintos trabajos a esperarla después de salir del mio en turno. Ese tiempo esta lleno de Beatles, pero también totalmente inundado de Serrat, Alberto Cortez y una canción que de plano marco mi vida en esos momentos, “Quien te cantara” de Mocedades. Aun la oigo y no hay manera que evitar que mis ojos se humedezcan y de recordar tardes lluviosas de bajo de los arboles de Reforma cerca del centro. Caminando, siempre caminando por las calles, pensando, cantando y hasta llorando.

Yo pienso, que la música y los recuerdos asociados o viceversa, son para el humano, una fuerte liga con lo que vive y lo que siente. Es una interacción sinérgica que va madurando a medida que la vida va ocurriendo y avanzando. Interacción que nunca termina, como lo expreso en dos ensayos más por venir…

Jorge Macías Sámano





miércoles, 1 de agosto de 2012


Un Dragón en el Sótano
No es karma, solo causa y efecto | Juan Carlos Navarro




<< La Causa>>

Era así… él siempre muy desordenado, ropa sucia por el piso, zapatos con la mugre que queda de tanto transitar por las diferentes calles de las ciudades en las que había estado, pero al fin un día…

Llevaba casi cinco años viviendo en aquella casa, la cual contaba con un sótano, por demás escabroso y lúgubre; Arthur no había bajado, por un sin número de motivos: una lámpara fundida, los dieciocho escalones hasta el piso firme del frio cuarto, temor a la oscuridad, etc. Pero esta vez la necesidad era imperiosa, tenía que descubrir porque un aroma nauseabundo proveniente del sótano inundaba las habitaciones superiores.

10:00 am del sábado – Se dispone a bajar, ataviado con unas botas de caucho, un mandil de cuero que le llegaba un poco debajo de la rodilla, casi coincidiendo con las botas, un cubrebocas por el fétido olor y una lámpara de mano <<demasiado armado para una simple inspección>>. Temeroso enciende la lámpara al pie de la escalera del sótano, aun rodeado por el confort de la luz solar que llega desde la ventana al lado de la puertecilla que da acceso al dichoso cuarto. Tenia que encender la lámpara ahí mismo, por que seis escalones abajo, no quedaba ni resquicios de haz luminoso que permitiese ver en esa habitación. 
   
El trémulo Arthur, baja peldaño a peldaño expectante, el círculo luminoso que proyecta la vieja lámpara sobre la pared apenas alcanza a esbozar el panorama de esa habitación amplia, oscura y desordenada… Iba contando mentalmente los escalones y hablando solo, como  para darse valor “Un buen Scout, no teme, no teme, no teme” <<la voz temblorosa>>…

Llega a piso firme, con la lámpara, apunta a un lado y apunta al otro, buscando la fuente del pútrido olor, a la distancia observa algo y se acerca sigilosamente, de a poco, con pequeños pasos, de repente…

Se apaga la luz de la vieja lámpara, todo queda en penumbras… Arthur comienza a sudar de desesperación, mientras a tientas busca asirse de algo que le indique por donde debe salir corriendo y de pronto…¡¡¡AHHHHHHHHH!!!! <<El grito agudo>> tropezando con cajas, viejos botes de pintura y contra periódicos viejísimos encuentra la escalera y logra salir mientras seguía gritando ahora acompañado de un… ¡¡¡HAY UN DRAGON EN MI SOTANO!!!

Presuroso coge su teléfono celular y le marca al amigo de todas sus confianzas… <<biip… biip… biip (tono de marcado) >>“¡Salvatore, Salvatore!... hay un dragón en mi sótano, no jodas… (Escurre la saliva a través de la garganta)…  ¡¡¡ESTA EN MI SOTANO!!!”…

Salvatore <<y vale la pena describirlo: Sal (era como le llamaban sus amigos) - era un judío de descendencia italiana como Modigliani, estudiante de posgrado en la escuela de ingeniería mecánica de la Universidad de Virginia, metódico, analítico y muy escéptico>> se ríe en tono de burla y dialoga con Arthur…

 (Sal) - Sabes que no soy adepto a esas bromas, aun así, gracias por el llamado.

(Arthur)- ¡Te lo juro!, hay un dragón en mi sótano, tienes que venir, es algo que no te puedo explicar, pero ¡HAY UN DRAGÓN EN MI SOTANO!

(Sal) – ¡Mira Cabrón y te repito: NO ME GUSTAN ESAS BROMAS!, pero iré… espero por lo menos tengas unas cervezas y pizza en el refrigerador, igual y me divierto un poco…

(Arthur) – Acá te espero…

Llega Sal a casa de Arthur y le grita a unos cuantos pasos de la puerta principal “VIENE EL CAZADOR DE DRAGONES, DEJADME PASAR”, mientras reía y empuñaba en todo lo alto con su mano izquierda seis latas de cerveza… Sale Arthur, pálido y muy contrariado… aun con remanentes de sudor el la frente… Sal se vuelve a reír y le dice: “¿Es en serio?... jajaja, ¡vamos a ver a tu dragón pues!, solo déjame tomar un poco de valor”,  y se lleva una lata de cerveza a la boca…

Ambos ya están en el sótano, aun Arthur temblando con la misma vieja lámpara; Sal le dice: “mira… primero hay que colocar un foco nuevo acá, esto esta fundido desde años ¿Por qué no has cambiado este foco?”, van por un foco, Sal toma una silla y cambia la bombilla, toca sutilmente con el dedo índice el apagador mientras dice en tono de burla: “… Y se hizo la luz”.

Aquel panorama ya era mejor, el viejo sótano ya iluminado no daba más temores infundados, lo verdaderamente aberrante solo era el desorden que ahí imperaba. Sal le dice a Arthur: ¿y… dónde esta el dragón?...

(Arthur) - ¡Acá!, <<mientras el simulaba acariciar algo invisible>>

(Sal) - ¡No me jodas!... tu dragón es invisible

(Arthur) – Si, es invisible <<en tono de TOTAL SERIEDAD>>

(Sal) - ¡Se me ocurre algo!, pondré un poco de harina en el piso, para ver las huellas que deja tu dragón al caminar…

(Arthur) -  No servirá de nada… mi dragón flota en el aire.

(Sal) – ¡ummmm! – ¡Ya se!, iré a comprar pintura en aerosol y lo pintaremos, así podré verlo…

(Arthur) – Imposible… es incorpóreo.

(Sal) - ¡Ah, chingá!... bueno conseguiré en el laboratorio de la Universidad un detector de calor flirt, así podremos detectar el calor que despiden las flamas que vienen desde su vientre y salen por la trompa.

(Arthur) – No creo que sirva de algo, las flamas que expide, no generan calor…

Y así se la pasaron; cada prueba que Sal ponía para corroborar la existencia del dragón de Arthur, era refutada, para el escéptico Salvatore se habían acabado las ideas y como escéptico se quedo con la idea de que, lo que no se puede comprobar para él no existe… aun así Arthur, en el afán de compartir con los demás la experiencia del Dragón que vivía en su sótano, invito a un sin número de compañeros del posgrado de la Universidad de Virginia, compañeros en común que cuando había oportunidad de polemizar en el bar de Murdoc, lo hacían, polarizándose en bloques: algunos decían y juraban haber estado en el sótano y ahí, haber visto las grandes huellas del dragón marcarse en la harina, otros más decían haber rociado spray sobre el dragón y juran haber visto una cresta dentada moverse por el sótano; el otro sector de los compañeros visitantes del sótano juraban que por más pruebas que habían hecho para poder probar de la existencia del dragón, simplemente no habían visto nada…

Nadie, ni entre ellos mismos, dudaban de su inteligencia y capacidad de raciocinio, esos muchachos eran cautos estudiantes de posgrado; aun así era inevitable el hecho de discrepar unos de otros, arguyendo teorías que algunas veces llegaban a los limites de la violencia verbal. Por un lado los que defendían la hipótesis de que el dragón existía en el sótano de Arthur y por otro los que decían que sin pruebas físicas  no aceptaban la existencia de tal dragón…
<<Este es un cuento, y… aquí por lo menos, en este mundo de fantasías teóricas, puedo ser utópico de vez en cuando o casi siempre>>…  El grupo de posgrado había encontrado eclecticismo, un punto medio y nivelado en el cual podían convivir, pero sobre todo coexistir  las dos verdades relativas; sin deformar la amistad, sin deformar la camaradería y el compañerismo, sin deformar el carácter, ni violentarlo; habían aprendido a vivir en un mundo en donde existían los dragones en los sótanos, lo creyeran o no.

Decía E.M. BUTLER:

… La magia, recordarlo es importante, es un arte que exige la colaboración entre el artista y su público.

<< El Efecto>>

¿Si no podemos comprobar o dar pruebas de algo, esto existirá?, ¿deben ser necesarias las pruebas físicas para argumentar que algo existe?... ¿Acaso aquel que cree en dragones, esta mal o desorientado por el simple hecho de percibir algo que para otros, no es tangible? O viceversa… ¿Aquellos que no creen en dragones están mal por ese hecho?... ¿El escepticismo es un mal que aqueja solo a los más renuentes y carentes de Fe?, ¿Por qué nunca aparecen huellas de dragones en la harina cuando hay un escéptico presente?... ¿La Fe verdaderamente mueve montañas, entonces nos dará la posibilidad de percibir Dragones?...

Mi postura, quizá y muy seguramente carente de argumentos es la siguiente:

Creo en el poder verdadero de la mente, ese poder que nos permite ver, percibir e imaginar las cosas que deseemos idealizar y hacer reales. En el post anterior escribí un poco sobre este “poder de la mente”… Imaginar es una de las herramientas que nos permiten alcanzar nuestros objetivos y metas seas cuales sean estas… ¿Qué habrían hecho los hermanos Wright, si nunca hubiesen soñado o imaginado volar?, no existirán los aeroplanos, ¿Qué hubiese pasado si Jules Verne, no hubiese soñado con viajar a la luna?, No existirían ni Apolo XI ni programa espacial, ¿Qué pasaría si Martin Cooper, no se hubiese sentado en su pubertad frente al televisor a ver al Capitán Kirk hablarle a Spock y a McCoy por el intercomunicador en la fabulosa serie Star Trek?...quizá no existiría la telefonía celular … Y sé que, lo siguiente es arriesgado y espero no ofender a ninguna de las personas que se toman el tiempo de leer este blog, pero… ¿Qué pasaría sin la existencia de Dios?... No tengo argumentos, pero seguramente este mundo sería un total caos y no podría explicar esto que solo tu me haces sentir en el pecho, esto a lo que yo llamo con seguridad Amor…

Todo tiene una justa medida; la vida y las percepciones se me asemejan a un cordón endeble el cual blandimos entre ambas manos y jalamos intentando averiguar su resistencia, si jalamos poco se cuelga, y si jalamos en exceso se rompe… todo debe ser totalmente objetivo, sin deformar ni degenerar en ningún tipo de odio propagandístico.

Estamos hechos de la misma materia de los sueños siempre y cuando no olvidemos que… Los sueños también están hechos de retazos, a veces significativos, a veces inconexos… Estamos hechos de Ideas”

@giancarlonavesc