Reacción
No es Karma, solo causa y efecto | Jorge E. Macías
Jorge E.
Macías Sámano
No es Karma, solo causa y efecto | Jorge E. Macías
La Tercera Ley de Newton indica que “A toda acción corresponde una
reacción, de la misma intensidad y dirección con sentido opuesto”.
Este principio universal rige la interacción física de los cuerpos, y puesto
en otro contexto, ya sea de otras ciencias o incluso en la vida diaria,
describe bien las consecuencias de nuestras acciones.
Como profesionista me encuentro constantemente con lo que implica la
introducción de especies exóticas a una determinada área. Una especie exótica
es aquel organismo que esta fuera de su distribución original o nativa, es
decir que fue introducida a un nuevo ámbito. Si bien muchas especies exóticas
son introducidas con un propósito, otras son “accidentes” que ocurren. Muchas
frutas y granos (arroz, mango, trigo, etc) son exóticos y se han distribuido
por todo el mundo para beneficio de la humanidad. El ver animales exóticos en
zoológicos tiene un valor educativo y de investigación. Los conocidos
eucaliptos son originarios de Australia, crecen en muchas partes del mundo y
tienen gran utilidad no solo como madera y celulosa, si no como estabilizadores
de suelo en sitios con erosión. Ecológicamente hablando, una especie exótica
llega a un medio en donde los organismos normalmente asociados a la misma, sean
enemigos o que la beneficien de alguna manera, no están presentes. De igual
manera, el medio que recibe a la especie exótica, tampoco la “reconoce” de
inmediato y no puede interactuar con ella de manera alguna. Consecuentemente, dependiendo
de la adaptabilidad de la especie exótica y de las especies que potencialmente
se puede asociar a ella, el futuro de la primera será definido. Muchas veces la
especie exótica muere y no llega a desarrollar una población para mantenerse;
en otras ocasiones, aprovecha el vacío de enemigos y la bondad del ambiente,
creciendo en números insospechados ejerciendo un impacto ecológico
considerable.
La acción de introducir especies tiene consecuencias ecológicas y
económicas que pueden ser positivas y negativas. La mayoría de los casos la
repercusión ecológica es mas importante por tener un efecto mas permanente y
mucho mas amplio, pero al final muy posiblemente redundara en un impacto
económico. Australia es un continente en donde se han realizado introducciones
de gran variedad de organismos y por el hecho de ser una isla-continente los
efectos son muy marcados y han sido documentados ampliamente. En ese continente
fueron introducidos conejos europeos para que los Dingos (perros salvajes y el
depredador nativo más importante) tuvieran comida y aumentaran sus poblaciones,
al tiempo que los habitantes tuvieran un animal como caza deportiva. Los
conejos no solo por tener un poder de reproducción altamente conocido, si no
por carecer de otros enemigos naturales en su nuevo ambiente, crecieron a un
numero tal que se convirtieron en una verdadera plaga, afectando cultivos agrícolas
y vegetación natural.
Tal fue el daño y por ende la necesidad de controlar a
estos herbívoros, que el gobierno Australiano en 1991 introdujo una enfermedad
específica de ellos para erradicarlos y
casi lo logró. De una manera parecida, el nopal, ¡sí! ese que comemos y produce
tunas, fue introducido a Australia en los 1800’s con el fin de criar la
cochinilla, un insecto que produce un tinte rojo y que crece en ellos; el tinte era en ese
entonces una mercancía muy apreciada para teñir tela y sobre todo los uniformes
del ejercito que son de ese color. A la par, el nopal fue cultivado también
como fruta y como un excelente cerco vivo. El hecho fue que, esta planta
desarrollándose en un medio sin enemigos naturales y con un clima propicio,
para mediados de los 1900’s ya había invadido ¡60 millones de acres! Como la
dispersión de la planta, ahora una “mala yerba”, era promovida por aves como
los Emues (aves parecidas a los avestruces), cuervos y otros similares, ellos comenzaron
a ser cazados para detener el avance. Se usaron muchos productos químicos para
su control, incluidos compuestos de arsénico y otros altamente tóxicos, pero
los esfuerzos fueron infructuosos. Fue hasta 1926 que se hicieron las primeras
introducciones de un insecto enemigo natural del nopal (y por ende, exótico
para Australia) y al cual le tomo casi 60 años (gracias a constantes
reintroducciones y monumentales programas de reproducción y liberación del
gobierno) detener y disminuir la distribución del nopal. Sin embargo a la fecha
el nopal todavía existe en algunos sitios, pero ya en números muy bajos. Se
sabe que un 42 % de la especies en peligro de extinción están en riesgo por
especies exóticas introducidas.
La acción -- La
introducción de estos agentes nocivos a otras localidades -- aunque no
intencional, es constante y siempre latente. ¿Las razones? El alto comercio y
transito existente entre las naciones. La reacción opuesta y con sentido
contrario ocurre cuando estos nuevos organismos, llegan en números muy
reducidos, pero encuentran condiciones para explotar el medio y se convierten
en poco tiempo en grandes números y generan un problema importante. Mas este
aspecto de la “acción y reacción” no es solo privativo de los sistemas
biológicos. En nuestra vida diaria, en el comercio, la “acción” la vamos
construyendo a diario y además de manera intencional, compramos productos
extranjeros por ser los mas baratos o en el peor de los casos por que son los
que existen. ¿La reacción? La explico mas adelante.
Asia se ha convertido una potencia en el comercio internacional y sus
productos están ya en todas partes, con un impacto importante para la economía
de México y de otros países, incluidos los desarrollados. Al margen de la
calidad, dados sus esquemas de producción, son altamente competitivos por tener
un bajo precio y tener una producción masiva. Se siente uno mal de ver en el
comercio juguetes autóctonos, como las pirinolas y tropos de madera, hechos en Taiwan
o “Tequila” hecho en Japón. Los asiáticos no se detendrán y utilizaran sus
constates “cantidad y precio”, para introducir sus artículos exóticos,
ejerciendo un impacto (reacción opuesta) en toda nuestra rica y tradicional
artesanía. La calidad de los artículos asiáticos es bien sabida; mala, pero eso
no nos detiene a comprarlos. Intencionalmente estamos introduciéndolos y
quitando oportunidades de trabajo reales (no me refiero a los vendedores
ambulantes que venden cualquier cosa) al no comprarles, pero también indirectamente incidimos en impactar
una forma de vida y a desaparecer usos y
costumbres que forman la base de nuestra cultura, que queramos o no afectan nuestra
economía. Lo mismo ocurre con algunos alimentos, que son introducidos de otras
partes y consumidos en el país, a pesar de cultivarse o de criarse en el
nuestro. No se diga si los productos son el resultado de desarrollos
tecnológicos o científicos, pagamos muy alto por los mismos, solo pensemos en
los electrónicos y en muchos medicamentos.
Los organismos y artículos exóticos ejercen un impacto ecológico y
económico. Paradójicamente ambas palabras tienen la raíz “eco” (del griego
oikos, casa), la primera refiere al “ambiente” y la segunda a la
“administración” de la casa. Por lo que sin importar como veamos o entendamos
la introducción de exóticos, en una concepción amplia ambos afectan la “casa”. Y lo que es peor, ambos, el “medio” y la
“administración” ejercen una sinergia fuerte que puede balancear la resultante
hacia ambos lados.
Por ello los invito a reflexionar no solo en lo que ocurre con nuestro
ambiente, si no lo que implica comprar artículos extranjeros, pues ya lo dijo
Sir Isaac Newton “a toda acción siempre existe otra igual y con sentido opuesto”.