La Cinta de Möbius
No es karma, solo causa
y efecto…
│ Juan Carlos Navarro
<<La Causa>>
Desde hacía algunos años, Jacob, tenía esa sensación de
transitar por la vida sin sentido alguno, siempre pasando por los mismos
lugares recurrentemente, todos los días, planos de fondos repetitivos como en
las viejas caricaturas de Hanna-Barbera eran los paisajes de su día a día.
Sentía caminar de forma cíclica, siempre llegando al mismo lugar desde donde partió, al origen
de esa andanza de extrañeza repetitiva.
Rutinariamente… Suena el teléfono con la alarma
recalcitrante, esa que programas con conciencia de despertar temprano y que
cada mañana detestas más por ser excesivamente escandalosa, al grado de querer
hacer añicos el teléfono; “pppprrrrrraaatt, pppprrrrrraaatt, pppprrrrrraaatt”
<<onomatopeya difícil de replicar>> 6:30 a.m. se levanta Jacob,
amodorrado, el bien dormir no era lo de él, alma noctambula e insomne,
vestigios de babeo en la reconfortante almohada y en la comisura izquierda de
su boca, barba de 3 días de truncos bellos rasposos sobre la cara, la cabeza
que ya teñía de muchos destellos plateados, totalmente descuidada y de largos
mechones, lagañas en los ojos, el aliento pesado que normalmente es
consecuencia de las horas de sueño, andar de pies arrastrados…
Se observa en el espejo, que extrañamente se encontraba,
no sobre el lavamanos como convencionalmente se hace, sino al costado derecho
de este, sobre la ventana que le da ventilación a ese extraño baño, toma el
cepillo de pequeña cabeza y de cerdas tan suaves como caricias para las encías que
era un ritual gozoso el lavarse los
dientes con él, un trago de enjuaga bucal y aliento fresco, se baña, se toma su
tiempo y sale al trabajo.
La caminata hacia el trabajo le llevaba 10 minutos, y… es
que Jacob era un tipo totalmente rutinario y cabalístico, caminaba siempre por
las mismas calles pensando que esas rutas eran las benefactoras de que su día
fuese el ideal, si por algún motivo se tenía que desviar de la ruta trazada,
refunfuñaba contra sí mismo, un tipo totalmente predecible.
Demasiado programado, no improvisaba, se movía de acuerdo
a un plan el trazado, también cabe decir que los beneficios de dicha
programación le permitían tener cierta disciplina para realizar las cosas que
llenaban las horas de ocupación de su vida ordinaria, aparte del trabajo
matutino, por las noches ya cansado pero casi religiosamente, tomaba el pesado
y complejo libro de Topología Algebraica… era un estudioso empedernido, disfrutaba
mucho del llenar su cabeza de formulas matemáticas, eso le permitía tener una
mente muy programada… y ahí de repente se topa con el tema de homeomorfismos,
nudos, enlaces, invariantes y el numero de Euler… la Cinta de Möbius.
Leía y leía pero no comprendía de lo que se trataba
y es que la cinta de Möbius es una forma de simpleza extrañamente hermosa pero
sumamente compleja, a pesar de ser una forma anillada solo tiene una cara, no
es orientable y si decidieras caminar sobre la cinta de Möbius, te encontrarías
con la gran sorpresa de que nunca llegas a ningún lado o mejor dicho siempre
llegas al mismo lugar donde iniciaste la caminata.
Un contundente golpe analógico fue asestado a la
cabeza de cabellera cana de Jacob, y es que él desde hace algunos años había estado
atrapado, caminando sobre la cinta de Möbius, sin ir a ningún lado, como
inicialmente describí, aun así, de comprender la analogía que dicho precepto matemático
le brindaba a su vida, el no hizo nada por remediarlo… ¿Por qué?
Porque era muy cómodo y seguro caminar siempre por
los mismos caminos, era muy seguro tratar a la misma gente por el hecho de ya
conocer la forma en que se comportan, era muy cómodo vivir sin ningún reto ante
la vida, incluso era muy cómodo porque nunca tenía que caminar mas cuadras de
la casa al trabajo y viceversa… no existían retos, ni inseguridades…
Cierto día, como cualquier otro en su vida…
Rutinariamente religiosos: suena la recalcitrante alarma, baba en la almohada y
en la comisura de la boca, arrastra los pies al baño, goza de la limpieza bucal
matutina, se enjuaga, se baña y se dispone a caminara como siempre al trabajo.
De inicio todo normal… camina la primera cuadra y al
doblar la primera esquina…
¡Tumulto!..., ambulancias, policías perimetrando con
cinta de advertencia la calle, chismosos parados obstruyendo tanto la
circulación de la gente como la de los vehículos, personas comentando y
gritando otros más se preguntaban ¿Cómo ha sucedido?... Jacob, sentía que se moría,
era la calle que comúnmente transitaba para ir al trabajo… y ¡hay de él si no
lo hacía!... trágica y apesadumbrada situación, la presente para Jacob.
Furibundo se acerca a un policía y con reclamo
fuerte le dice…
-¿Qué demonios pasa acá?, ¡necesito pasar para ir a
mi trabajo!...
-Imposible señor, ha ocurrido un
accidente trágico y demasiado brutal y no puede pasar nadie, absolutamente
nadie.
Un calor abrumarte recorre la espalda de Jacob,
indecisión, traumas, miedo, histeria total… no sabe qué hacer y de los 10
minutos cronometrados que siempre se tomaba para llegar a su trabajo ya habían pasado
6… se dice en voz introspectiva… ¡Debo actuar ya!
Media vuelta, regresa por donde vino, llega a la primera
esquina de la cuadra en donde doblo y se queda indeciso entre: ¿regresar a casa
o tomar otro camino?... cobardía espiritual… un impulso lo hace dar el primer
paso y toma el camino perpendicular por el cual regresaba del accidente…
contrariado y chocando con todos los transeúntes de esa calle, pisotones en los
lustrosos zapatos, se le desata una cinta y el no se da cuenta… avanza… alguien
que caminaba tras él con premura por llegar pronto al trabajo porque ya era
tarde lo flanquea por la izquierda y pisa la cinta del zapato desatado, a su
vez el pretende dar el paso y se va de bruces, totalmente de boca sobre la cera
sucia… papeles regados por todos lados, la gente inconsciente los pisa el
totalmente apenado se hinca, los recoge y piensa…
Con espíritu quejumbroso y de total abatimiento, casi al
borde de las lágrimas por un coraje sin sentido… ¡ME LLEVA EL CARAJO!... ¿Por
qué tuve que caminar por acá?... aun yacía hincado y cabizbajo, mientras la
gente sorteaba la penosa humanidad que estorbaba el camino… de repente…
Una mano aparece de la nada, se la brindan y el con mirada
de sorpresa alza la vista y observa esa linda cara… de vos dulce y encantadora…
estupefacta mirada la de Jacob, impresionado toma la estética mano y se levanta
con la fuerza que proviene de ella…
Ella con voz dulce le dice ¿Qué pasa, por que tan
sorprendido?... Totalmente mudo el tipo canoso…
Ella vuelve a preguntar, ¿No le paso nada?, vi que se cayó
y nadie le brindaba una mano para levantarse, - venga pase, yo trabajo acá enfrente, lávese,
amarre su agujeta y tómese una taza de café…
Casi en estado de hipnosis Jacob la siguió, mientras por
su cabeza había ocurrido un gran cambio, toda las quejas, se habían transformado
cuestionamientos de fortuna, todo lo malo, ahora tenía el dulce sabor, todo era
gratitud por haber tomado el nuevo camino…
Se lava la cara, se ata los cordones y acepta la taza de
café…
<<El efecto>>
Sería grato para mi concluir esta historia con un dulce
final, aunque de cualquier modo si hay un final un tanto grato para Jacob, el
encontró una nueva cinta de Möbius en la cual transitar, dejo la anterior, por
la nueva la cual le permitía pasar siempre por el lugar donde trabajaba la
chica de voz hermosa y manos suaves, de la cual nunca tuvo el valor de
preguntar su nombre…¡Que importaba caminar ahora 20 minutos¡… ¡Que importaba
ahora levantarse con esa maldita alarma más temprano¡… ahora todo tenía un
nuevo sentido, un nuevo sabor…
Caminar las cintas de Möbius, para él son cuestiones difíciles
de dejar, solo que ahora lo hace persiguiendo un fin que quizá algún día llegue
a alcanzar.
@giancarlonavesc