Gafas para Sol
No es karma, solo causa
y efecto…
│ Juan Carlos Navarro
<<La Causa>>
Era Romeo, Ingeniero Civil, el residente de la obra en el
arduo día a día de las labores cotidianas; días llenos de ese sol aplastante,
el sol que quema y broncea en demasía la piel, del sol que abruma y confunde
los sentidos, un día de sol a sol y de caminatas siempre custodiadas por este,
que casi nunca le dejaba dar un respiro, salvo en días nublados. La piel
quemada, siempre el sombrero puesto, un pañuelo sobre su cuello y a veces el
bloqueador solar, solo le faltaba algo.
Cierto día en que Romeo se dedicaba a la empeñosa pero muy
gratificante actividad de la topografía (le encantaba eso de ponerse tras él
Teodolito y llevar anotaciones) se dio cuenta que le costaba distinguir a la
lejanía el Estadal (esa regla metálica graduada con que se miden los niveles),
por más que blandía su mano izquierda
sobre la frente para hacerse sombra y evitar los reflejos del sol en sus
ojos, simplemente no podía divisar el tan buscado Estadal. Tal era el esfuerzo
con que Romeo buscaba su objetivo que no paso desapercibido con los demás trabajadores y albañiles que
estaban alrededor, a lo que se escucha un grito a sus espaldas en tono un tanto
sarcástico y burlón - ¡Mejor cómprese unos lentes “Inge”!. Eso le pareció un
comentario de muy mal gusto, después de todo, imagínense <<Estar bajo un
sol que no da tregua, trabajando, escribiendo notas en una pequeña libreta, no
poder observar el objetivo y además escuchar un comentario burlón>> “Calienta
a Cualquiera”, por más sensata que sea la persona, entonces responde con otro
grito – “¡Cállense cabrones!”. Sin embargo: la voz interior; esa que sale de
alguna parte del cerebro y siempre te pone en orden le dice: “Romeo, quizá
tengan razón, necesitas unas gafas para sol”.
Las Compras “casi” de Pánico.
Iba de la mano con su novia por la plaza, en eso mira un
pequeño local y un letrero que dice: IMITACIONES DE LENTES DE DISEÑADOR $50
PESOS. La acción refleja: sin meditarlo se abalanzo y junto con el casi
arrastro a Margarita la novia, mira los anaqueles y dice: -¡Estos serán!,
<<no mencionaré la marca porque no pretendo ser propagandístico y mucho
menos quiero que se me acuse de alguna clase de violación de derechos de autor,
pero las gafas oscuras ¡eran fantásticas! >> Se las prueba y, otra vez,
la vocecilla interior pero ahora en plan narcisista le dice: “¡Qué bien luces
Romeito!”. Un aliciente para el ego, era lo que esa voz le había dado mientras
se reflejaba en un espejo del local, buscando el perfil en donde luciera más
“cool”. Pagó y se marcho, Gafas puestas, paso firme y de autocomplacencia, un
modelo en pasarela.
La vida de unas gafas para sol, no es algo que nos quite el
sueño, mucho menos que ocupe nuestra mente para hacer reflexiones filosóficas
de la vida <<en mi caso, es el justificante para la historia, una
imaginación desmedida o simplemente pérdida total de la cordura>> pero,
hasta del objeto menos esperado e
inanimado, del que aparentemente no se puede extraer nada, siempre hay
aprendizaje, por alguna razón la evolución nos hace contemporáneos y coexistir.
Pues bien… Después de 3 días esas gafas habían perdido el
estilo, rayones en los espejos, un poco torcidas y fragmentos de esmalte que le
daban ese hermoso brillo caían de ellas -¿qué se puede esperar de unas gafas
que costaron $50 pesos? Aún así, maltrechas cumplían muy bien con su cometido;
proteger y apartar de sus ojos los reflejos de los rayos del sol.
Depende… del Cristal con que se Mire.
Cierto día, de vuelta a lo que tanto le complacía el
Levantamiento Topográfico. Va Romeo sombrero puesto, pañuelo sobre el cuello,
un poco de bloqueador solar y las gafas oscuras, “el estereotipo hecho
Ingeniero Civil”. Le dice al estadalero, - “ve al punto 1+250 te pararas ahí”,
eso se encontraba como a 460 metros de donde estaba parado él con el aparato,
lo rutinario: saca la libreta, nivela el aparato y se dispone a la observación,
no localiza el objetivo, lo busca a simple vista y no lo ve. Los rayones de las
gafas refractaban de forma errática los hazes luminosos, haciendo que su visión
no fuera lo más precisa, enfurecido se quita las gafas y grita - ¡Mierda, para
que compre estas gafas de porquería! , las tira y se sienta sobre una piedra
derrotado, <<vaya forma de empezar el día, derrotado por unas gafas de
sol>>.
Una semana después realizando alguna tarea de las muchas que
le correspondían como residente de la obra mira a Martín “el chalan”, con las
gafas puestas realizando su trabajo de muy buen humor, Romeo se le acerca y le
dice: - ¿Cómo te han funcionado esa gafas?, ¡No sirven para nada, por eso las
tire, ¿no te diste cuenta?!, Martín le responde con una sonrisa casi irónica -
¡”Inge”, Pues para mi están “Poca Madre”, el sol no lastima mis ojos y además
me veo muy “cabrón” con ellas ¿no cree?,… quizá usted no necesitaba de estas
gafas de sol sino unas de aumento o mejor dicho un radio para comunicarse con
su estadalero y ubicarlo más fácilmente, Unas Gafas de sol sirven para
protegerse contra el sol, no para ver mejor a la distancia.
-Romeo, pobre Romeo, dentro de su coraje y confusión se había
llevado una anécdota aleccionadora, de quién menos lo esperaba.
Martín “El chalan” ahora lucia sus gafas para sol de
diseñador y era el más “Fashion” de la obra.
<<El efecto>>
Es solo una cuestión de perspectiva y enfoque, generalmente
dejamos de lado esa premisa. Perdemos el sentido y la verdadera razón, por la
que fueron creadas las cosas, una piedra puede ser un arma, pero también una
herramienta, pasa de ser un objeto que lastime a un objeto que cree.
Perspectiva y enfoque, un zapato sirve para protegernos los pies y caminar sin
complicaciones, no para lucirlos un domingo yendo al cine, o para comprar unos
muy caros y denotar que nuestra situación económica es muy solvente. Unas gafas
para sol, per se son para proteger
los ojos del sol, no para vernos interesantes o misteriosos. Lógicamente las
connotaciones de naturaleza y raíz por las que fueron creadas las cosas son lo
esencial; el diseño, lo bien que luzcan, el precio que tengan y sobre todo por que las elegimos comprar debe ser
razones secundarias, pero si se pueden conjugar las dos sin perder el
objetivo para el que fueron creadas está bien.
¡Unas Gafas para Sol!... por favor.
Podríamos ir más allá y decir que se equivocaría incluso
quien afirmase que, mirando a través de unas gafas veía solamente el cristal de
las gafas y (no a través de él) las mismas cosas. Claro está que quién usa
gafas pude fijarse exclusivamente en las manchas o partículas de polvo
adheridas a sus cristales, pero no debemos jamás perder de vista que eso
equivaldría a fijarse en los defectos de los cristales de las gafas, del mismo
modo como en la vida cotidiana, a veces nos enfocamos más a los errores y
fuentes de vicio de las personas o peor aún, nos dejamos llevar por el empaque,
la vestimenta, el color de piel, los rasgos físicos, cosas que deforman la
perspectiva general del ser humano observado. No somos, en esencia lo que
nuestro exterior dice, muy a pesar de aquello que reza “Una imagen dice más que
mil palabras”. El prejuicio, la desinformación, la falta de comunicación, el
valorar más lo material que el bien espiritual, son los rayones, las manchas y
las partículas de polvo que obnubilan y distorsionan nuestra visión y hacen que
observemos lo malo de los cristales de nuestras gafas para sol.
Decía Erwin Schrödinger, en su famosa analogía de la
creación del universo El gato de Schrödinger: Metamos en una caja opaca
un gato y un recipiente con gas venenoso que será activado siempre y cuando una
partícula radioactiva con el 50% de probabilidad desintegrarse lo haga en un
periodo de tiempo estimado. ¿Qué sucederá, al terminar el tiempo pactado?, ¿la
partícula se desintegrará, activará el
mecanismo de liberación de gas y matará al gato? ¿O simplemente la partícula
quedará integra y el gato vivirá?...
No lo sabremos… Al igual que con las personas, solo
conoceremos la respuesta a dicha pregunta, si y solo si abrimos la caja,
mientras tanto, no demos el primer paso para quitarnos de los prejuicios y
conocer a las personas solo juzgaremos su exterior, el velo caerá cando tomemos
el valor y la determinación de abrir la dichosa caja.
@giancarlonavesc