En el ensayo de esta semana, Juan Carlos Navarro comienza filosofando como él lo hace, quedito y de repente ya está ahí, poniéndonos a pensar. Comienza con una narrativa de la formación de algo y lo que el creador de ese algo, coloca en su creación. Sorpresivamente, y como sin tener relación, salta a otro plano y nos lleva a la vida de cualquiera de nosotros y nuestros anhelos. En seguida, comienza a ligar todo con el tema del vacío, pero no cualquiera, el vacío interno de uno y de lo que queremos de y para nosotros. Seguramente esto les dejara un vacío, un vacío por leer más de lo que hacemos en este Blog tan diverso.
Jorge E.Macias Sámano.
Esos Vacíos
Todo parte de
la extrema calma del vacío, un concepto demasiado conceptual como para ser
comprendido, pero sobre todo para darle la importancia que se merece; la misma
importancia que tienen las cosas que son tangibles, lo que se puede ver, lo que
se puede tocar…
Comienza por
moldear un poco de arcilla, vas estrujando de apoco, esa masa amorfa,
elastómera ,jugando, un pilón en forma de montañita que acarician tus dedos y
de apoco vas encontrando empatía con la masa inerte a la cual le estas dando
vida y que de cierto modo estas moldeando a tu gusto y forma.
Y es así:
toma vida, vibra, crea un sentimiento, se entrelaza en un juego que empiezas a
disfrutar, ya tienes una forma muy peculiar de ese montoncillo de arcilla, muy
parecida a algo que estás buscando dentro de ti, algo que será claro reflejo de
quién eres y cómo te sientes. De pronto metes un dedo y luego gradualmente la
mano en el centro de la montañita de arcilla y creas una oquedad, un vacío algo
que logrará contener un líquido, ¡quizá! o algo sólido ¿pudiera ser?
Así de
importante es el vacío, sin él no tendríamos una vasija útil sino solo un
montón de arcilla en forma de un sólido que pudiera servir para muchas cosas,
pero, nunca para contener algo.
-
La nueva
vida
Estrujado,
moldeado, hecho a conciencia y no la propia, formado, artesanalmente diseñado
con cuidados y técnicas para que fuese lo mejor de lo mejor, indudablemente
siempre esa es la intención ególatra de los artesanos. Crear la pieza suprema
es casi un juego mesiánico con el que agradablemente disfrutamos relacionarnos,
moldear, crear a conciencia propia haciendo prevalecer nuestro espíritu, sobre
el noble espíritu que las cosas que nacen desean tener.
Linda en el
aparador lucia la taza, pretenciosa, siempre preguntándose quien la compraría y
para que la usarían, mostrando siempre lo que para ella parecían sus delicadas
formas y su simétrica figura. Aun así nadie le dirigía la vista.
Así pasaron
los meses hasta la época decembrina, en donde los aparadores de vasijas y tazas
se cambian por las diseñadas con motivos de la época y así fue como ella se
convirtió en un obsequio, uno de esos que solo se dan por cumplir con los
protocolos sociales y que generalmente son obsequiados por ser los objetos con
menos valor metálico del mercado. - ¿Qué pasará?
-
El
arquitecto
Rodrigo, era
un tipo creado y no criado con todo el rigor, ese rigor de las reglas estrictas
y que dejan sin aliento, del portarse bien, del rezar, del dormirse temprano,
del bautismo inconsciente, del caminar por los lugares seguros y de siempre
peinarse los enredados cabellos antes de ir a la escuela.
El quiso
dedicar su vida a la ciencia, a la física cuántica, también quiso ser
antropólogo, músico, futbolista, investigador, explorador de la corte del Rey
Eduardo, astronauta y de todo lo que una indómita mente llena de imaginación
nos indica que es posible hacer cuando somos niños, hasta que viene el
intempestivo golpe; hacer lo que nuestros padres quieren, la sociedad y la
situación económica. Los Artesanos moldeando.
Esa navidad
había sido sumamente complicada para Rodrigo, llevaba 1 año de haber salido de
la carrera y aún no lograba establecerse de ninguna manera, sin embargo el
confort que da la familia en esos casos suele ser conveniente, aunque también
contraproducente.
La cena de
noche buena lista en la mesa, el árbol de navidad, los regalos y un inevitable
encuentro.
Rodrigo
apático y descontento recibe ese pequeño regalo que “azarosamente” era para el…
Una taza de barro un poco mal hecha, pero con detalles que a pesar de su
desprolijidad denotaban un tremendo empeño por parte del artesano que la había
moldeado… Él sintió una conexión instantánea, la atraía tanto el hecho que
alguien se hubiese tomado tanto tiempo modelar una taza con tantos detalles y
eso le parecía increíble…
¿Qué iras a contener en tu vacío,
pequeña taza?
Llenando sus
vacíos se encuentran ahora los dos; los vacíos espirituales, los vacíos
intelectuales, los vacíos que están dispuestos a llenar juntos, ya sea con café
en la oquedad de la taza que satisfaga el efecto creativo que da la cafeína y a
su vez llenando con conceptos nuevos el espíritu y la mente del arquitecto para
comenzar el mismo juego.
El azar los
puso juntos, para reiniciar un ciclo que parece estar más vivo que nunca,
arraigado, que se resiste a morir… Sumamente entretenido y mesiánico es el
hecho de jugar a ser Artesanos.
Juan N.

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