martes, 2 de octubre de 2012


Desconectarnos del Sistema para Realmente Verlo…
|Por: Jorge E. Macías Sámano
M
orfeo le decía a Neo, en la película The Matrix, “Tienes que comprender que la mayor parte de los humanos son todavía parte del sistema. Tienes que comprender que la mayoría de la gente no esta preparada para ser desconectada. Y muchos de ellos son tan inertes, tan desesperadamente dependientes del sistema, que lucharían para protegerlo”.

Esta conversación la recordé por la reciente votación para la presidencia  de la república en México, por su clara conexión con todas aquellas personas que vendieron su voto o las que votaron conscientemente por mantener un sistema o incluso por las que no votaron. Las razones para algo así son múltiples y con una sinergia compleja. Y en realidad necesitamos desconectarnos del sistema para poder verlo de lejos, checar sus partes y sin perdernos en su extrema complejidad, ubicar algún elemento que con el fin de analizarlo, nos permita ver su papel en parte de la problemática del sistema. En este caso, yo escogí la educación.
Disto mucho de ser un especialista en educación, pero tengo experiencia como hijo, padre, alumno y como maestro. Y es que escribo de la educación en general, la que recibimos en casa y aquella que obtenemos en la escuela. Ambos tipos de educación forman parte del sistema que vivimos, sistema que en menor o mayor grado, todos formamos parte y hacemos que perdure. Sistema que hace que las personas vendan su voto, paguen por tener un trabajo, que los maestros busquen no dar clases y cobrar por calificaciones, que gente se coluda y “tape” sus errores o faltas para mantener intereses propios. Me vienen a la memoria dos frases que describen en una buena parte el estado del sistema, “la corrupción somos todos” y la mas nefasta que yo jamás haya oído “el que no transa no avanza”. En pocas palabras, todos en mayor o menor grado, frecuentemente optamos por la forma más rápida y más fácil de lograr algo, a sabiendas de que no es la correcta o bien aquella que permitiría resolver un problema o construir a la larga una mejor relación de pareja, de familia, de sociedad, de país, o del mundo mismo. Lo que aquí brevísimamente analizo es únicamente un ensayo, una perspectiva a un problema y no pretendo agotarlo.
La educación en la casa es seminal en la vida de un individuo y por ende en el desarrollo del mismo dentro de la sociedad. En primera por ser uno de los lugares donde lo que se enseñe puede ser reforzado con el ejemplo, cosa que es difícil en la escuela. Y este aspecto, el del ejemplo, es crucial en como el niño no solo aprenderá, si no algo quizás mas importante, verá resultados casi inmediatos de su aprendizaje en comportamientos como la disciplina, la constancia, el saber compartir y respetar, etc., es decir es el aprendizaje de lo que denominamos “valores”. No tomo un papel moralista, solo tomo los valores como universales y existentes en todas las personas sin importar creencias religiosas o tendencia política. El punto de enseñanza de valores requiere forzosamente que ellos, los niños “los practiquen o experimenten”, es decir, que los vean que existen y se siguen dentro de su propio ambiente, su ambiente primario, su hogar. Aquí es donde la “disfuncionalidad” de una familia o la permisibilidad de los padres, generan los primeros “vacíos” o “dobles estándares” de los principios. No quiero que se entienda que es el único lugar donde se aprenden o se generan y que los padres o la familia como unidad, sea la única responsable, pero seguro estoy que es donde todo comienza, en especial para una mente abierta, virgen, ávida de aprender y por ser el grupo familiar, el primer grupo al que un niño esta asociado.
De este tema se han escrito miles de libros e insisto no soy un experto, mas como hijo y como padre solo tengo que verme a mi y a mi familia para encontrar uno que otro ejemplo de los vacíos o flexibilidad de principios. Cuantas veces como padres sabemos que lo mejor para nuestros hijos es una determinada actitud o práctica hacia ellos, pero nosotros mismos no lo hacemos. Es decir, ellos, los niños, no ven el ejemplo y luego entonces no ven la necesidad o función de aprenderlo y si aprenden, pero a “darle la vuelta’ y van quedándose con la idea de que “eso” no es “tan” importante. Muchas otras veces no reforzamos una disciplina o actitud sobre de ellos por que requerimos ser constantes, tolerantes y dedicar tiempo para ello. Y claro tenemos muchas excusas para no hacerlo, incluidas la aparentemente buena de “…. porque lo quiero mucho y luego ya le tocara estar solo pero ahorita…”, etc., pero el hecho es que fallamos como figura de autoridad en hacer o comportarnos como se los pedimos y ellos se quedan con la idea que “no es tanto así como papá lo dice”. El niño se va dando cuenta de que el sistema es “de dobles estándares”, que es “permisible”, de que el sistema así es y así funciona.
La educación en la escuela es, o debiera de ser una continuidad de la recibida en casa; reforzando lo aprendido y abriendo nuevos espacios de pensamiento, análisis y aprendizaje. La escuela además provee con elementos inexistentes en casa, y no me refiero únicamente a la estructura netamente académica de un plan de estudios, si no a la presencia de otros elementos de autoridad (los maestros, ya no solo los padres) y de otros elementos con muy diversos antecedentes y patrones de conducta, como son los otros niños. En este ambiente, la educación se torna más compleja, pues aunado a cuestiones de “principios”, llegan los aspectos cívicos y los de interacciones de grupo, muy especialmente el niño se enfrenta a la presión de sus propios compañeros. Se enfrenta a un grupo nuevo de “iguales”, que a diferencia de la casa en donde hay una “cohesión y jerarquía” natural, aquí, en este nuevo ambiente, él tiene que buscar un lugar usando su propio carácter, apoyándose en lo aprendido o reforzado en su casa. Es un momento crucialmente importante en la vida de un individuo.
En la escuela, la interacción con otros niños y por añadidura con otros padres y maestros, le van dando al niño otra dimensión de comparativo que provee con un espacio único de aprendizaje y donde lo aprendido en casa se refuerza o simplemente desaparece. Como él todavía vive en casa, sus padres deben de estar muy consientes de estas nuevas interacciones y debieran ejercer un reforzamiento de los principios y de ejercer y enseñar un elemento básico para cualquier individuo y por ende para la sociedad, la comunicación. Este elemento comienza a desarrollarse en la casa y se busca perfeccionar en la escuela, siendo seminal en la convivencia a todos los niveles. Y no me refiero al simple hecho de aprender a hablar, me refiero al de comunicar una idea, un sentimiento o incluso el de demandar un derecho expresar una inconformidad y haciéndolo en términos del interlocutor.
A medida que el niño se convierte en joven y transita por el camino de la educación formal, llamémosle así a la académica. La educación de “la casa o de los padres” va siendo casi inexistente y la del ambiente que los rodea ahora es constante y además “brutalmente” real por los ejemplos que comienzan a experimentar dentro y fuera de la escuela. Los principios que sabe existen, son destruidos constantemente por una sociedad cínica que, en aras de “pasar exámenes” y de “ganarse la vida”, se vende al mejor postor o busca atajos ilegales para lograr sus propósitos. Donde el futbol y las telenovelas o la televisión en si bombardean constantemente al ciudadano, creando una sensación de “logros” vividos a través de otros, los personajes, y no de él mismo; donde el individuo gradualmente se va convirtiendo en parte del sistema y de repente es solo un ladrillo más en la pared. El dinero es icónico en nuestra sociedad y el joven lo va aprendiendo muy bien. El joven lucha constantemente consigo mismo, pues su idiosincrasia (las creencias, reglas y tabúes dentro del mundo que se crio) dice “has esto”, sus principios y su ser le dicen “has lo otro” y la sociedad le dice “has lo de mas allá”. Él tiene que tomar una decisión. Como si fuera poco él se esfuerza (no se digan muchas veces los padres) por terminar un carrera (la que sea) y así tener un trabajo. Él quiere un “pedazo de pastel y además quiere comérselo”, tiene derechos como todos los demás. Sin embargo ve alrededor suyo y hay miles de personas que no estudian y tiene trabajo, algunos hasta un buen trabajo o lo que es peor, sabe de profesionistas titulados o con posgrados y que no tienen trabajo. Entonces que pasa? Que hace ese joven fuerte, con ideales y con su cabeza hecha un torbellino de necesidades de todo tipo?
El sistema del que formamos parte, de ese que habla Morfeo y Neo, tiene todo resuelto. Todo es posible bajo dos parámetros, bajo dos máximas --  todo es posible si tienes dinero y/o si te “prostituyes” para tenerlo -- así de simple y si lo vemos aquí “cabe” casi todos los problemas de nuestra sociedad. Claro, por supuesto que existe (y quiero pensar fuertemente que siempre existirá) la alternativa legal, positiva y sustentable (léase a largo plazo) de hacerlo fuera de esos dos parámetros. Mas para ello es primordial que nos desconectemos del sistema! Recobrar los principios, trabajar no duro, si no constate, inteligentemente y con objetivos claros a largo plazo. Además, respondiendo a nuestra responsabilidad como entes de una comunidad, comprometiéndonos a recobrar o rescatar, mediante el ejemplo, la constancia y la tolerancia, a otros “conectados” al sistema. Convertirnos en un Morfeo, creer y nutrir ideales en contra de la “realidad” del sistema mismo. Si, sin lugar a duda es un ruta alternativa difícil, contra la corriente, quizás a tiempos solitaria, pero definitivamente y sin duda, la única manera de ser mas justos y tener un mundo sustentable. Y dicho sea de paso, con ello se logra un sentimiento de realización pleno y donde el dinero sea solo un medio no el objetivo de vivir. Parafraseando a Jiddu Krishnamurty “no es saludable estar adaptado a una sociedad profundamente enferma”.
La vida no es blanca o negra, es una gradación de grises que son un continuo prácticamente infinito. No existe la perfección, como no existe la totalidad, todo es relativo a algo. De igual manera no hay solo Morfeos, o Neos o “Mr Smith” (el carácter malo de Matrix). Habemos de todo y llevamos un caleidoscopio de matices en nuestro proceder. Por ello no es difícil ver que tan complejo se torna el aspecto de aprendizaje si un niño no tiene familia y/o tiene que desarrollarse el solo o si se educa académicamente o no. Tampoco es difícil imaginar y atestiguar a lo largo de la vida de uno, que existen una gran diversidad de situaciones en donde se desarrolla un pequeño y el individuo adulto que resulta. Una, solo una de las resultantes, es la existencia de miles de personas que en general ven únicamente a corto plazo y desarrollan estrategias de sobrevivencia en donde “toman lo que puedan mientras este disponible y después ya verán”  o aquellas que construyen sus mundos alejados de todo y todos y solo salen por “recursos” y vuelven al suyo; estos dos tipos de gente son los que podríamos llamar “conectados” al sistema. Y son muchos, muchos y debemos ser críticos y saber que tanto, nosotros mismos, estamos en el.
Como bien dicen, todo comienza con uno. Si queremos un cambio, comencemos con uno pues en mayor o menor grado somos parte del sistema. Hagámoslo por convicción no por imitación y además hagámoslo como una forma de vida y no una moda, pues la moda pasa. Esta bien “airearlo” en el Facebook, pero aun mejor es la casa, en el aula, el trabajo y si también en el partido de futbol. Que la gente que nos rodea lo sepa y lo viva con nosotros. Muy especialmente los niños y los jóvenes. No necesitamos ser sabios, estudiados o una autoridad para hacer mella en el sistema y ver la “realidad real”, simplemente debemos de mantener principios básicos y entender que si no ponemos nuestro “granito de sal” la “realidad” del sistema se volverá “viral” y cada vez será mas difícil “desconectarnos” o “desconectar” a alguien. El objetivo es ser realmente un individuo humano y no solo ser parte de un gran aparato cuyo “input” son cuerpos humanos amorfos, sin identidad, parte de un aparato cuyos productos son principalmente dinero y basura, basura de todo tipo, incluida la humana cuando esta ya no es útil. Pero como todo y tal como dice Morfeo “yo te puedo enseñar la puerta de salida, pero eres tu el que la debe de cruzar”.

Jorge Enrique Macías Sámano.

2 comentarios:

  1. Jorge
    Este es un tema de lo más viejo (más que tu y yo), vale la pena recordar desde la colonia y tal vez u´n poco antes de ello. Te aseguro que todos de una u otra manera mantenemos vivo al sistema. El gran cancer de este pais es la corrupción, la pobreza de cultura que tenemos hacia la honestidad y responsabilidad de nuestros actos.
    Es cierto que en casa está la solución, solo pregunto ¿con las ideas actuales es posible? y aunque me oiga como ruquito te digo, si ahora regañas a un niño lo traumas, si un maestro lo castiga el padre va y demanda al maestro, ¿acaso nuestra generacíón creció truamada por eso? El respeto hacía los demás ya no existe, se ha interpretado mal las nuevas teorías sicológicas y las nuevas generaciones 30 - 40 creen que pueden hacer lo que quieran sin importar lo que pase o sobre quien.
    Y si hablamos de política, bueno, primer ejemplo, el que no concuerdes con una mayoría ¿te da derecho de denostarlos?, revisemos el concepto de democracía. No quiero decir que esté o no de acuerdo con esa decisión. solo digo, si vamos a hacer una critica hagámosla bien.
    Desde un punto de vista personal no concuerdo con ninguno de los candidatos pasados y con ningún partido político, emulando lo que dices, no te desconectes de un partido y te conectes a otro, por favor analiza el asunto desde un punto de vista bien neutral.
    Mejoras en cada escrito y te felicito, en verdad se nota más soltura en éste último.

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  2. Robandole un poco a una de mis grandes influencias (y aunque eso suene en contra con el hecho que acá expones), decía Carl Sagan: ténganlo por seguro ¡No existen las preguntas estúpidas!, solo el miedo a preguntar.
    Esa educación seminal de la que hablas, se ve mermada desde los primeros instantes de la vida, obstruyendonos, negándonos e increpando inclusive con el miedo impuesto por nuestros propios padres y núcleo familiar, aveces cuando niños preguntamos, cosas tan simples a nuestros padres como: ¿La luna es de queso? a veces nos responden ¡No preguntes estupideces¡, cuando creo yo tendríamos que responderles de manera cortes con un: ¿no sé pero investiguemos? o con una respuesta concisa... desde ahí los miedos y la alienación del sistema, un sistema que esta redondamente trabado, desde los padres que por temor a que nuestros hijos crean que somos ignorantes, les replicamos cuando nos preguntan con un: ¡No preguntes estupideces¡ y la semilla que implantamos en ellos; y ya que el niño es un aprendiz, casi imitador de las costumbres familiares, el seguramente hará lo mismo con sus hijos... es aquí donde la educación escolar nos debe preparar con una educación de metodología científica, en donde; no porque lo digan nuestros padres, o por que lo diga la iglesia, o por que lo diga un renombrado profesor tendrá que ser verdad, tenemos que ser responsables de educar a nuestros hijos y alumnos bajo el concepto de la educación critica, analítica y siempre sustentada en hechos... cuando carecemos de análisis y critica solo somos... títeres... y educar, eso, no solo le corresponde a los maestros, nos corresponde a todos... ¿ Utópico? claro, ¿Tiene solución este problema?, seguramente no, recordemos que en este mundo, hasta la maldad, y todo lo que conlleva (junto con esa gente) es necesaria para equilibrar este "sistema", necesitamos tanto de lo bueno como lo malo, necesitamos de todo (acá seguramente pensarán que me auto-clasifico entre los buenos, peor no)... solo espero logremos encontrar eclecticismo...

    Por cierto, The Matrix, es una tremenda pelicula!
    Un abrazo Jorge

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