miércoles, 24 de octubre de 2012

A toda acción corresponde una 

Reacción
No es Karma, solo causa y efecto | Jorge E. Macías






La Tercera Ley de Newton indica que “A toda acción corresponde una reacción, de la misma intensidad y dirección con sentido opuesto”.

Este principio universal rige la interacción física de los cuerpos, y puesto en otro contexto, ya sea de otras ciencias o incluso en la vida diaria, describe bien las consecuencias de nuestras acciones.

Como profesionista me encuentro constantemente con lo que implica la introducción de especies exóticas a una determinada área. Una especie exótica es aquel organismo que esta fuera de su distribución original o nativa, es decir que fue introducida a un nuevo ámbito. Si bien muchas especies exóticas son introducidas con un propósito, otras son “accidentes” que ocurren. Muchas frutas y granos (arroz, mango, trigo, etc) son exóticos y se han distribuido por todo el mundo para beneficio de la humanidad. El ver animales exóticos en zoológicos tiene un valor educativo y de investigación. Los conocidos eucaliptos son originarios de Australia, crecen en muchas partes del mundo y tienen gran utilidad no solo como madera y celulosa, si no como estabilizadores de suelo en sitios con erosión. Ecológicamente hablando, una especie exótica llega a un medio en donde los organismos normalmente asociados a la misma, sean enemigos o que la beneficien de alguna manera, no están presentes. De igual manera, el medio que recibe a la especie exótica, tampoco la “reconoce” de inmediato y no puede interactuar con ella de manera alguna. Consecuentemente, dependiendo de la adaptabilidad de la especie exótica y de las especies que potencialmente se puede asociar a ella, el futuro de la primera será definido. Muchas veces la especie exótica muere y no llega a desarrollar una población para mantenerse; en otras ocasiones, aprovecha el vacío de enemigos y la bondad del ambiente, creciendo en números insospechados ejerciendo un impacto ecológico considerable.

La acción de introducir especies tiene consecuencias ecológicas y económicas que pueden ser positivas y negativas. La mayoría de los casos la repercusión ecológica es mas importante por tener un efecto mas permanente y mucho mas amplio, pero al final muy posiblemente redundara en un impacto económico. Australia es un continente en donde se han realizado introducciones de gran variedad de organismos y por el hecho de ser una isla-continente los efectos son muy marcados y han sido documentados ampliamente. En ese continente fueron introducidos conejos europeos para que los Dingos (perros salvajes y el depredador nativo más importante) tuvieran comida y aumentaran sus poblaciones, al tiempo que los habitantes tuvieran un animal como caza deportiva. Los conejos no solo por tener un poder de reproducción altamente conocido, si no por carecer de otros enemigos naturales en su nuevo ambiente, crecieron a un numero tal que se convirtieron en una verdadera plaga, afectando cultivos agrícolas y vegetación natural. 

Tal fue el daño y por ende la necesidad de controlar a estos herbívoros, que el gobierno Australiano en 1991 introdujo una enfermedad específica de ellos para erradicarlos  y casi lo logró. De una manera parecida, el nopal, ¡sí! ese que comemos y produce tunas, fue introducido a Australia en los 1800’s con el fin de criar la cochinilla, un insecto que produce un tinte rojo y  que crece en ellos; el tinte era en ese entonces una mercancía muy apreciada para teñir tela y sobre todo los uniformes del ejercito que son de ese color. A la par, el nopal fue cultivado también como fruta y como un excelente cerco vivo. El hecho fue que, esta planta desarrollándose en un medio sin enemigos naturales y con un clima propicio, para mediados de los 1900’s ya había invadido ¡60 millones de acres! Como la dispersión de la planta, ahora una “mala yerba”, era promovida por aves como los Emues (aves parecidas a los avestruces), cuervos y otros similares, ellos comenzaron a ser cazados para detener el avance. Se usaron muchos productos químicos para su control, incluidos compuestos de arsénico y otros altamente tóxicos, pero los esfuerzos fueron infructuosos. Fue hasta 1926 que se hicieron las primeras introducciones de un insecto enemigo natural del nopal (y por ende, exótico para Australia) y al cual le tomo casi 60 años (gracias a constantes reintroducciones y monumentales programas de reproducción y liberación del gobierno) detener y disminuir la distribución del nopal. Sin embargo a la fecha el nopal todavía existe en algunos sitios, pero ya en números muy bajos. Se sabe que un 42 % de la especies en peligro de extinción están en riesgo por especies exóticas introducidas.

La acción --  La introducción de estos agentes nocivos a otras localidades -- aunque no intencional, es constante y siempre latente. ¿Las razones? El alto comercio y transito existente entre las naciones. La reacción opuesta y con sentido contrario ocurre cuando estos nuevos organismos, llegan en números muy reducidos, pero encuentran condiciones para explotar el medio y se convierten en poco tiempo en grandes números y generan un problema importante. Mas este aspecto de la “acción y reacción” no es solo privativo de los sistemas biológicos. En nuestra vida diaria, en el comercio, la “acción” la vamos construyendo a diario y además de manera intencional, compramos productos extranjeros por ser los mas baratos o en el peor de los casos por que son los que existen. ¿La reacción? La explico mas adelante.

Asia se ha convertido una potencia en el comercio internacional y sus productos están ya en todas partes, con un impacto importante para la economía de México y de otros países, incluidos los desarrollados. Al margen de la calidad, dados sus esquemas de producción, son altamente competitivos por tener un bajo precio y tener una producción masiva. Se siente uno mal de ver en el comercio juguetes autóctonos, como las pirinolas y tropos de madera, hechos en Taiwan o “Tequila” hecho en Japón. Los asiáticos no se detendrán y utilizaran sus constates “cantidad y precio”, para introducir sus artículos exóticos, ejerciendo un impacto (reacción opuesta) en toda nuestra rica y tradicional artesanía. La calidad de los artículos asiáticos es bien sabida; mala, pero eso no nos detiene a comprarlos. Intencionalmente estamos introduciéndolos y quitando oportunidades de trabajo reales (no me refiero a los vendedores ambulantes que venden cualquier cosa) al no comprarles, pero  también indirectamente incidimos en impactar una forma de vida  y a desaparecer usos y costumbres que forman la base de nuestra cultura, que queramos o no afectan nuestra economía. Lo mismo ocurre con algunos alimentos, que son introducidos de otras partes y consumidos en el país, a pesar de cultivarse o de criarse en el nuestro. No se diga si los productos son el resultado de desarrollos tecnológicos o científicos, pagamos muy alto por los mismos, solo pensemos en los electrónicos y en muchos medicamentos.

Los organismos y artículos exóticos ejercen un impacto ecológico y económico. Paradójicamente ambas palabras tienen la raíz “eco” (del griego oikos, casa), la primera refiere al “ambiente” y la segunda a la “administración” de la casa. Por lo que sin importar como veamos o entendamos la introducción de exóticos, en una concepción amplia ambos afectan la “casa”.  Y lo que es peor, ambos, el “medio” y la “administración” ejercen una sinergia fuerte que puede balancear la resultante hacia ambos lados.  
Por ello los invito a reflexionar no solo en lo que ocurre con nuestro ambiente, si no lo que implica comprar artículos extranjeros, pues ya lo dijo Sir Isaac Newton “a toda acción siempre existe otra igual y con sentido opuesto”.

Jorge E. Macías Sámano

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