miércoles, 11 de abril de 2012


Lo Profesional del Amateurismo

No es karma, solo causa y efectoJuan Carlos Navarro



<<La Causa>>

-¡Córrele Cabrón, que vamos perdiendo!... <<le decía Arturo a Trini>>: se jugaba una de las fechas de la liga de Futbol Municipal “La Frailescana” en Villaflores. Trini, jadeaba, respiración forzada e interrumpida, escupitajos a causa de la resequedad en la boca, sudor un tanto maloliente a alcohol, cigarrillos y cerveza (Noche movida, la de anoche), le basta correr a lo más un pequeño trecho para colocar las manos sobre las rodillas flexionadas; como implorando el cese del partido…

Trinidad Magdaleno Coz; 32 años, Flacucho, espigado, de figura no atlética, pero saludable; bebedor empedernido, mal fumador, pero habituado a esos placeres culposos de la vida, le encanta fumarse varios cigarrillos a pesar de mirarse ridículo a la hora de blandir un cigarro en la mano derecha, todo por tratar de aumentar ese halo de galantería y sex appel  frente a las “chamaconas” cuando espera paciente por el siguiente pasaje; conductor desde hacía 5 años de un “Bici-Taxi”, para  los que conocemos Villaflores sabemos el significado de esto, para los que no; En Chiapas, más de uno y diría yo, en varios municipios de este hermoso lugar existe la gran necesidad de este medio de transporte; la evolución de un pueblo que pretende ser una ciudad está llena de estas cosas que nos parecen curiosas y hasta dignas de risa, casi ridículas; pero que, son necesarias en la violencia evolutiva de los entes… <<Condenados e Ignorantes los que se atreven a decir “Pinche Pueblo Bicicletero”>>… toda ciudad que es; alguna vez tuvo la imperiosa necesidad de ese tipo medios de transporte cuando se encontraba en el proceso de ser, cuando aún eran un pequeños pueblos.

Ese era un domingo común, de rutina casi religiosa, suena el “bip, bip, bip”, de inclemencia aturdidora en los oídos de Trini, ese sonido del reloj calculadora que siempre andaba en la muñeca izquierda;  se levanta, trastabillando hasta el refrigerador, saca una botella con agua de sudores fríos y cristalinos, manos resecas y temblorosas a causa de la resaca que lo aquejaba; y es que, la noche de anoche había sido una bacanal, fiesta en casa del compadre “hasta que el cuerpo aguante”, esas en donde se gana el respeto de los cofrades aguantado las laceras bofetadas del desvelo pero sobre todo del alcohol y en donde se expone uno a la burla y la humillación de no ser capaz de resistir, por lo menos la primera botella… ¡Para eso me gustabas!...

Aún así, el compromiso casi profesional, era motivo de cualquier, cualquier sacrificio; ese día juagaban en el  campo local  “Los Vaqueros de Garza” contra “Carnicería Mi Lupita” (vaya nombre más recurrido) <<el equipo de Trinidad>>. Dos equipos mediocres, situados  en los últimos lugares de la liga… ¡¿Qué importa?!... Cuando hay rivalidad deportiva y Amor a la camiseta, todo eso carece de relevancia, fuerzas casi mágicas e incomprensibles, coluden para brindar un espectáculo digno de verse, esa fue la fortuna que me llego de imprevisto y que ahora con agrado relato, ver aquel juego fue de relevancia, no vital, pero si aleccionadora. Pactado el compromiso a las 12 del medio día… ¡sea!

Polvorín, esbozos de pasto en algunos sectores, tonos ocres característicos de estos lares, líneas  caliches demarcaban las aéreas del terreno de juego, clima seco, caluroso en extremo, pero no el acostumbrado calor de la tierra amada, vientos del norte, preferentes, levantan de cuando en cuando  polvo  en columnas espectrales de tintes rojizos que enceguecen a los pocos espectadores que buscamos casi fundirnos bajo una reconfortante sombra de los pocos árboles que rodean el campo, el sol en el zenit, abrazador, inclemente y de repente…

Salta el Arbitro al centro de la cancha, jueces de línea, ambos equipos entregan tarjetas y se acomodan, la batalla está por iniciar, la gente espectadora y expectativa se hace presente, gritos que alientan, con burlas y unas cuantas “mentadas de madre”, aunque pocos, la euforia es contagiosa y casi tumultuaria, ¡claro! y como no, gran estimulo para un público ávido de diversión y futbol, son un par de caguamas bien frías bajo aquel incandescente sol… Mientras paso un “buchazo” de esa fría cerveza, miro con sorpresa que… Trini está sentado en aquellas piedras que simulaban la banca del equipo … en fin.

Era una batallada caótica, <<no soy amplio conocedor de temas futbolísticos, pero si esperábamos ver a la Naranja Mecánica de Cruyff del 66’, vivíamos en completo estado de engaño, sintomático de las caguamas >>… tumultuosos corrían los jugadores, patadas a las espinillas, codazos, futbol bárbaro, sin idea pero con mucho corazón, Los Vaqueros de Garza desbocados en total desorden llegan a la portería rival, la cual escudriñaba con ojo vigía Pedrito el albañil <<que también estaba con un resacón de aquellos>>, el sol lo deslumbra, el balón, en trayectoria parabólica se dirige hacia su portería, corre a su encuentro con la sospecha y el miedo por vomitar a medio camino, el balón encuentra una cabeza, lo techa y “gol”,… Se desata una serie de improperios contra Pedrito desde los aficionados beodos al borde de la cancha, urgía reclamar esto llegando al confrontamiento físico y los golpes… transcurren así 75 min de juego. En la banca yacía  aun Trini, sudado, acongojado, sufriendo las vicisitudes  de una noche en extremo etílica, mil facetas se le pintaban en la demacrada cara, pero nunca la de arrepentimiento por estar ahí esperando pacientemente la hora de entrar.

Desde dentro de la cancha se escucha la voz aguardentosa del capitán del equipo: Arturo, - ¡vaya humanidad! Que se desbordaba de aquel rechoncho cuerpo y de pronto… grita: “ORALE TRINI, ENTRALE, PERO EN CHINGA”… pasmoso se para Trini, se acomoda las medias, faja la camiseta dentro del short y camina, con aquella elegancia que él creía tener,… - Grita otra vez Arturo… -¡Córrele Cabrón, que vamos perdiendo!...

Entra Trini, zancadas dignas de risa, motricidad graciosa a la hora de correr; <<SEÑORES>> lo innegable era el ímpetu y el corazón con que el corría buscando afanosamente el gol del empate… corría de un lado a otro, incansable… El postrimero minuto 86, el partido agonizaba, el desorden ahora era mayor, tipos cansados, con barrigas anchas, arrastrando los pies como arando el campo, los defensas y la media cancha  eran un solo bloque de 7 jugadores en propia área, Trini, uno de ellos; los de Garza , corren con aliento equino, narices anchas inhalando oxigeno a bocanadas, cruza un tiro, como una centella, la fuerza que impulso tal disparo aun no me la explico, pero iba en dirección sesgada hacia la portería, los 7 defensas se abalanzan sobre el balón;  tiro que rebota entre piernas temblorosas que afligidas buscan dar la pata que desahogue el problema, un pie salvador patea la bola, con fuerza visceral, fuerza que emula un cañón, sale el disparo en dirección trágica hasta las espaldas de Trinidad, que ya se disponía a correr en contraataque, después de rebotar, el balón rueda hacia la portería en “stop motion”, cámara lenta que parecía un instante eterno para el equipo defensor, Pedrito el albañil sagaz, y sacando las famosas fuerzas de flaqueza hace por el… pero nada… el desafortunado Trini ahora había puesto los marcadores 2 – 0 favor a los de Garza con un autogol… desgracia total… cara larga, inconsolable, sus coequiperos lo que menos querían era ofrecerle consuelo, le gritaron hasta de lo que se iba a morir.

Mil ideas pasaron, por la cabeza de Trini, desde lo rutinario y  metódico de su despertar dominguero, hasta su histérico y etílico sábado por la noche… ¿Habrá valido la pena despertar temprano para venir a pasar estas penas?, ¡Mejor no hubiera venido!, ¿estos tipos me odian?... y en eso ¡¡¡¡prrriiiittttttttttt!!!!... el árbitro pone fin al partido…

Tipos que aman esta camiseta, están dispuesto a pasar todas las trivialidades de la semana por un momento de gloria o fracaso… Mas profesional que lo profesional, amor a la camiseta… lo profesional de Amateurismo.

<<El efecto>>

     ¿Cómo saber que nos depara un destino confuso si no nos atrevemos a dar el primer paso?, ¿Por qué el miedo al fracaso es nuestro peor consejero a la hora de definir nuestro camino?... El miedo y la represión es una constante que atormenta, que apacigua hasta los más vehementes deseos. Puede ser un domingo de futbol, un empleo lejano, los estudios inconclusos o inclusive, un amor lejano… Todo es válido para asirse a una vida con sentido.

@giancarlonavesc

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