miércoles, 20 de junio de 2012


Olvidos Mentales, Corazón Infranqueable

No es karma, solo causa y efectoJuan Carlos Navarro


<<La Causa>>


     Ya habían pasado más de 3 meses sin ver a aquel viejo… Esta vez era diferente, no iba solo y además algo le pasa al señor, tenía el mismo semblante; sano, dicharachero, un tanto regordeta la figura, pero algo extraño notaba en sus ojos.

     El señor de cabello cano, tez blanca, de ojos bonitos y alegres, nos vio acércanos a la puerta de su pequeña  pero acogedora casa, la que tiene en la entrada un pequeño patio en donde florecen y viven una múltiple cantidad de vegetación y flores; nos observa se para y dice casi entre dientes: “Hay viene Carlos”, nos postramos frente a su puerta y ahí estaban ellos, cuatro viejos muy  entrados en platicas, que enmudecieron al vernos.

     Ese silencio se rompió… “¡Pasen!”… Se realizan las pertinentes y necesarias presentaciones, las cuales había postergado desde hacía mucho, muchísimo tiempo… iniciamos la charla… la conocieron, ¡por fin!... Solamente que el viejo esta vez; muy contradictoriamente con su habitual estilo de interrogatorio amable, dijo: “Que hermosa señorita, es un tremendo gusto conocerle”… solo eso…  se paró de la silla y se fue a refugiar a la cama dentro de la pequeña casa… algo que a ella le pareció extraño… entonces ella me dijo “ve a verlo, platica con el”…

     Volteado; la espalda ancha y vieja de tanto trabajar en la construcción abarcaba esa pequeña cama, solo se divisaban las canas, ese pantalón de tonalidades cafés y la espalda que parecía más grande, porque él tenía sobrecogidos los brazos contra su pecho. Al sentir como moldeaba mi cuerpo la cama cuando me senté a su lado, el voltea, me mira de manera muy triste y acongojada y me dice: “Contigo quería hablar hijo, que bueno que estas acá”…


    <<preocupación, era lo que mi pecho sentía, mientras lo observaba y él continuaba con su plática>>… [Continua el viejo…] ¡Fíjate que no la encuentro!... ¿tú no la has visto?... Me preocupa que este sola, que este pasando penas y hambre… <<Le respondo>> ¿Quién abuelo?... A lo que él con lágrimas en los ojos me dice: ¡Tu abuela! No la encuentro…


     Un día… [Me contaba el viejo], me dijo tu abuela “Rey… rasúrate, cuídate, mira como te has dejado crecer la barba, voy a comprarte algo para que te afeites”… Se fue y jamás volvió a regresar…

     <<De repente se presenta mi abuela al lado de la cama donde él estaba acostado y yo sentado, se para del lado izquierdo, mientras nos observaba, y le digo a mi abuelo…>> ¿Y ella quién es?... es la misma persona que dice usted haber perdido… No era culpa de él; el olvido que le enternecía ese blando corazón, un par  de meses atrás había sufrido un ataque cardiaco que había culminado en un derrame cerebral; ese viejo a pesar de ser un analfabeta, era una persona muy experimentada y con un retentiva privilegiada, me explico que un coágulo de sangre le había quedado alojado en alguna región del cerebelo y que para él desde ese suceso había existido una interrupción espacio-tiempo en su personal espacio-tiempo, eso le daba la perspectiva de que la señora que estaba parada justo a su lado izquierdo, no era la misma persona por la que el lloraba, a pesar de compartir el mismo cuerpo.

    El cerebro… impresionante organismo modulador y regidor de todas nuestras gestiones y acciones musculares, inclusive hasta el mismo corazón y los sentimientos son regidos por el… No estoy muy de acuerdo con los que alguna vez me dijeron: “algunos aman con el corazón y no con el cerebro”… por el contrario o más bien sin embargo; El amar es un acto que se debe realizar poniendo alerta y en juego todos nuestros sentidos y más precisamente el cerebro…

      Es por eso que el blando corazón, del señor de los ojos bonitos, no dejaba de pensar en el amor de su vida. No diré que él es un digno ejemplo de la monogamia o que se ganara el premio al mejor esposo, pero lo verdaderamente importante es que el ama; a esa mujer, a la vieja que él cree haber perdido, la ama con mucho más que ese blando corazón, la ama con la piel, la ama con los recuerdos, la ama por la compañía, la ama con el cerebro y los recuerdos, ese cerebro que no le permite olvidarla…

        Era sumamente extraño como su cerebro recordaba muchos aspectos de su vida, era extraño verlo recordar cosas de mucha simpleza pero de extenuante rebusque mental bajo recuerdos y recuerdos que solo el traspapelo del tiempo da, era sumamente extraño ver como recordaba prácticamente todo excepto a su viejita, la cual él dice tenerla clavada en el corazón, pero que no concuerda con la persona que físicamente lo cuida de manera amorosa.

      El abuelo vive ahora atrapado entre dos mundos: uno en el cual remembra el amor de la vieja que perdió y en el cual se siente como un niño regañado, en un mundo de cuidados extremos de los cuales depende para recuperarse, en ese mundo en el cual no le está permitido salir a platicar a la esquina del barrio como comúnmente lo hacía;  y en otro mundo, de ensueño en donde vive de los recuerdos, los que el cerebro y el corazón le permiten… en el que está junto con la vieja que ama, sentados bajo la sombra del árbol de laurel, rodeado de los nietos; de las tardes de las caminatas enamoradizas por el parque cercano, de las noches de platicas interminables con los vecinos, a los cuales les gustaba acercarse para escuchar las bromas y las historias, el mundo de recuerdos, el ideal… en el mundo del cual nunca hubiésemos deseado que dejara…

      Para Reynaldo… (Mi abuelo)

<<El efecto>>

      A propósito…  Ahora recuerdo algo que alguna vez le escribí a ella, contradictoriamente lo escribí por un olvido, para el olvido pero sobre todo para ella, extraño es escribirle al olvido para recordar… ahora es bueno recordarlo para el viejo…

             Descuidos

El recurso del olvidadizo, es el de casi siempre atañer sus descuidos a un sin número de pretextos…
Los olvidos, a pesar de ser elementos que agreden a las personas inmiscuidas en ellos, tienen muy oculto dentro de sí, algo de maravilla confusa e indescriptible.

Quizá sea un descuido, quizá sean las múltiples ocupaciones, quizá lo absorto de las cosas laborales, quizá simplemente no sea más que… un simple descuido.

Lo maravilloso de los descuidos y del olvido a pesar de su lascivo significado, son que ellos nos permiten al recordar que “hemos olvidado algo”, es ahí donde recordamos, lo necesario e importante que son las personas en nuestras vidas.

Rompiendo rutinas, siempre aparece el descuido, sagaz e imperceptible, simplemente y de  repente te seduce, te engulle, atrapándonos en las cosas de menor importancia, el olvido ocupa nuestras mentes…

De repente el agolpado recordatorio…

Es ahí cuando se hace presente lo maravilloso y mágico del descuido.

Es ese descuido el que me hace necesitarte más, el descuido que alimenta mis ansias y amor que crece estrepitosamente, el descuido que me recuerda que vivo por ti y para ti, el descuido que hace recordarme que no soy nada sin tus besos […] siempre nos permite estar alerta y tener la perspectiva de que descuidamos para recordar.

Descuidamos y olvidamos para amar… descuidamos para volver a amar y para volver a amar con más ímpetu y deseos de que esto crezca.

@giancarlonavesc

1 comentario:

  1. no jodas! que mal pedo por el viejo!..y que chevere por lo demás felicidades

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