miércoles, 25 de enero de 2012


No es Karma, solo causa y efecto
(Newton vs Leibniz en el Campo de Batalla de Voltaire)
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No es Karma, solo causa y efectoJuan Carlos Navarro




          Data 1725, un francés con ideas revolucionarias transitaba por aquellas calles que daban frente a la Abadía de Westminster, obra maestra de Eduardo El Confesor; era Voltaire en Londres, ya habían pasado un par de años desde que Voltaire por razones de destierro se refugiaba en la inspiradora urbe de pensamientos vanguardistas-progresistas, se rodeaba ahí de la elite litería, científica e intelectual para seguir acrecentando su acervo cultural y después compartirlo en su natal Francia.
          Corrían aquellos años cuando Jacques Marie (a.k.a. Voltaire) se topa con la obra maestra de Sir Isaac Newton (quien dos años más adelante fallecería), Philosophiæ naturalis principia mathematica, la revolucionaria guía de física, matemáticas, pero principalmente el tratado de cálculo por excelencia; obra creada en medio de una cruenta disputa con el contemporáneo rival intelectual de Newton… Gottfried Wilhemh Von Leibniz. Newton un retraído y tímido hombre, que cuentan algunos mitos (todos los personajes importantes de la historia están rodeados de esa continua bruma), dijo en su lecho de muerte “he realizado grandes cosas en mi vida, pero el mayor logro de todos es haber conservado mi castidad”, un hombre ciento por ciento dedicado a la filosofía y la ciencia; por otro lado Leibniz un “rockstar de la ciencias y filosofía”, ligón, siempre rodeado de mujeres, de fiesta en fiesta, visitando a la elite poderosa y económicamente superior, siempre compartiendo las maravillas del cálculo y otras revelaciones del pensamiento filosófico en boga.

          La Philosophiæ naturalis principia mathematica (la física de Newton) era ya en esos tiempos una ciencia consagrada, y en el entendido del gran potencial e importancia de esa ciencia Voltaire sin pensarlo la llevo para introducirla en Francia.

          Debido a su total desconocimiento en cuestiones matemáticas y habiendo llegado a Francia, Voltaire solicito la ayuda de su amiga, gran amor y musa la Marquesa de Le Châtelet para comprender y traducir al francés la nueva ciencia. Esta por demás decir de la Marquesa era una de las matemáticas más prominentes e inteligentes de aquellos días, por lo cual fue de gran ayuda para compartir y expandir el nuevo conocimiento, en una de esas noches de estudio se da un dialogo, que no necesariamente tiene que ser real; <<Hago aquí un paréntesis, para justificar el siguiente dialogo>> la ficción, imaginación y la fantasía son condiciones que en mi persona, vida diaria, pero sobre todo al realizar el acto de escribir algún artículo, Ensayo o Pasquín como usted prefiera llamarle, son de primordial ayuda para comprender y compartir las ideas que expongo.

          Pues bien… se suscita el dialogo entre Voltaire y Le Châtelet (la naturaleza del dialogo carece de la intencionalidad, ortografía y modismos dignos de la época; se traza desde un contexto un tanto actual):

 

-Fíjate Gabrielle (así era como se llamaba la Marquesa), al toparme con esta nueva ciencia, me he quedado gratamente sorprendido; porque, al igual de lo que yo he discernido, Newton piensa que los sucesos naturales ocurren por cuestiones puramente físicas, la manzana cae por que la fuerza gravitacional la atrae. 

-Si mi querido Jacques, y lo más impresionante de la afirmación de Newton es que, es matemáticamente comprobable… (Le comenta la marquesa a Voltaire mientras vacía ecuaciones en una hoja).

-También me he topado con la teoría filosófica de otro gran matemático, más carismático que Newton pero, no tan agudo como él, es el barón Von Leibniz.

-Discutíamos sobre un concepto que tan de moda esta y que ellos habían acuñado, OPTIMISMO, y el Barón Leibniz sostenía: “Nos encontramos en el mejor mudo de los posibles, todo trasciende en completa armonía y equilibrio entre los interactores de esta vida, eso es OPTIMISMO”.

-A lo que le respondo en tono irónico y casi chistoso “más bien, pareciera que todo se rige por el principio de lo peor, en todo caso si Dios creó el mundo con algún fin debió ser para HACERNOS RABIAR”…

          He aquí la coyuntura, el punto medular de la hipótesis y la justificante del texto que antecede. El hecho de que algo nos salga mal, de que nos sucedan cosas catastróficas, no es cuestión de suerte o destino, simplemente es un concepto que la metafísica trata de explicar en la ley de CAUSA Y EFECTO la cual sostiene que: “Todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y esta trae una consecuencia positiva o negativa, que dependerá de la causa puesta en movimiento. No existe el Azar, ni la buena o mala suerte, solo existen resultados”.

          En otras palabras y dada mi condición de persona de ciencia, es donde el “uppercut” que asesta el golpe demoledor y que tiende en “knockout” tanto a Leibniz como a su teoría de la “Armonía Preestablecida”, lo ha dado Sir Isaac Newton, cuando al escribir en su Philosophiæ naturalis principia mathematica, postulo las tres leyes de la mecánica o Física Clásica (LAS LEYES DE NEWTON) y que con el golpe de su segunda ley lo hace el ganador de este combate:

SEGUNDA LEY DE NEWTON o LEY DE FUERZA: El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime. O como más comúnmente la conocemos “Para cada acción corresponde una reacción, de igual magnitud pero en sentido contrario
Así que desde mi particular punto de vista…

No es karma, solo causa y efecto…
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@giancarlonavesc

1 comentario:

  1. chingon!....inevitablemente todo caemos en la ley de "CAUSA Y AFECTO"..si todo sale bien (chingón estábamos con suerte o gracias a dios)..pero si nos salio del carajo! (teníamos mala suerte o dios no lo quiso por alguna otra razón),,pero pienso que hay buscarle un porque a las cosas!

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